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15 noviembre 2022

Turistología, el ADN turístico y el engagement


 




 Turistología, el ADN turístico. Sino lo escribo, reviento

Todo empezó con una gran explosión.  Alguien o algo lo provocó. Pero paso. Miles de millones de pedazos fueron esparcidos por el firmamento formando un espectáculo que debió ser alucinante. La explosión convirtió, a estos pedazos, en punto brillantes visible entre ellos. Alrededor de ellos, otros pequeños pedazos, daban vueltas sin poder escapar. Había cierta conexión o atracción que no les dejaba marchar libremente. Se necesitaban, los uno a los otros, para poder existir. La vida de uno dependía del otro. El caos se convirtió en orden, y todos los pedazos se organizaron alrededor de estos puntos brillantes como centro de todos sus movimientos.

 

En uno de estos pedazos, que giraban alrededor de un punto brillante, evolucionaron diferentes especies de animales. Una de estas especies evolucionaba de manera diferente a las otras y tenía curiosidad por las cosas y empezaba a hacerse preguntas. Estaba muy necesitada de respuestas. Algunas de estas respuestas las buscaba mirando sobre sus cabezas. Aseguraban que lo bueno y lo malo podía llegar del cielo, de aquellos puntos brillantes que salían cada noche y desaparecían al salir el sol.


Esta especie curiosa estaba destinada a buscar y encontrar respuestas a sus dudas y para ello empezó a desplazarse de un lugar a otro recorriendo grandes distancias, por lo que su cuerpo fue evolucionando y adaptándose a este reto de viajar. El Homo Erectus y posteriormente el Homo Sapiens, quizás el más viajero, visitó casi todo el mundo, relacionándose con otras especies parecidas a la suya, con más o menos éxito social. La evolución, desarrollo y curiosidad de este humano hizo que se fijara en todas las cosas que le rodeaban, buscando estas respuestas.

El cielo fue uno de estos “libros” en que el hombre ha buscado respuesta. Las estrellas, siempre en el mismo lugar e incansablemente iluminadas cada noche, hicieron que los hombres adoptaran su existencia como respuestas a sus principales dudas. Por ello, algunos de estos hombres, conectaron las estrellas entre sí, formando grupos, en busca de signos con representaciones terrenales. Estas conexiones pasaron a llamarse constelaciones.


Las constelaciones daban sentido y utilidad al cielo. Durante siglos, las constelaciones, han ayudado al viajero a desplazarse. Ha sido la flecha que iniciaba un viaje y que, más tarde, quedaba registrado en muchos de los libros de viajes de diferentes épocas. Ha sido, y es, el auxilio de viajeros perdidos. Ha sido, y es, un objetivo por alcanzar. El firmamento y las constelaciones han dado sentido a la experiencia de viajar y a la posibilidad de soñar.

Casi todo lo referido al desarrollo y evolución del ser humano seguro que empezó por una necesidad. Toda la evolución, desde aquel primer homínido, pasando por los diferentes eslabones en el desarrollo del ser humano, viene dada por la necesidad de satisfacer diferentes aspectos de la vida diaria de éste. Y el viaje y el conocimiento no es una excepción. Lo que hoy conocemos como turismo.

Recordemos aquel desplazamiento a pie del Homo Sapiens, desde diferentes puntos de África al resto del mundo, hasta el invento de la rueda, que provoco el adiestramiento de animales para tirar de los carros, hasta nuestros días, donde la rueda ha pasado a ser una parte más de todo el concepto del transporte, movilidad y por ende, del desplazamiento de gente de un lugar a otro. Todo ello facilito la necesidad de curiosear, de saber y soñar que es lo había más allá de la línea del horizonte.

Pero el comercio y las conquistas de territorio fueron, quizás la principal razón del desplazamiento en todos los eslabones de la evolución del ser humano. Los escritos realizados por Jenofonte, cronista y militar griego del siglo IV a.C., pasando por el militar Alejandro Magno (356 - 323 a.C.) o el comerciante Marco Polo (1254 -1324), abrieron las puertas a otro perfil de personaje muchos más bucólico, bohemio y explorador que más tarde llamaremos "el viajero". Aquel que disfrutaba descubriendo, visitando y escribiendo lo que veía. Aquel que se dedicaba a acumular y a trasmitir vivencias y experiencias para que sus lectores pudieran soñar.

 EL  ADN  TURÍSTICO

Nuestra profesión turística está muy vinculada a la historia del ser humano. De hecho, se nutre de los diferentes descubrimientos que se han ido realizando, fuego, rueda, escritura, estrellas, brújula, “experimentos gastronómicos”, culturas populares, modas de todas las épocas, evolución de las diferentes tecnologías, y lo más importante, las relaciones y necesidades del ser humano.

Nací en la habitación de un hotel de una destinación turística de sol y playa. Crecí y me crie en un hotel y ante mis ojos de niño, y posteriormente de adolescente, veía pasar multitud de personas de países y culturas diferentes que me fascinaban con sus diferentes maneras de comportarse ante un mismo servicio.

Esto es lo que me llamo la atención, la heterogeneidad del turismo y de las personas que lo consumían. No había ni un solo huésped igual. Todos querían lo mismo, pero de forma diferente. Fue entonces cuando decidí dedicarme profesionalmente al turismo. Quería observar al mudo pasar por delante mío en sus momentos de ocio. Para ello debía conocer todo lo que envolvía a estas personas en su momento de más relajación.

Durante todos estos años me di cuenta de que las necesidades del Homo Sapiens, que empezó a desplazarse por el mundo hace unos cuantos cientos de miles de años y el viajero de nuestra época no cambia. Siempre ha buscado, en los viajes, el conocimiento, la aventura y las experiencias vividas, para poderlas trasmitir a su entorno más cercano.

Quien haya leído mi dos anteriores libros sabrá la importancia que doy a los actores que forman parte de las diferentes experiencias turísticas que se pretende vender o consumir. En los dos libros anteriores presentaba una metodología para el diseño de los servicios turísticos buscando la satisfacción del usuario turístico, tanto si es huésped, comensal o visitante. La intención ha sido siempre asegurar que el servicio realizado tenga la base del ADN de la empresa turística que, por medio de su gestor, será quien alimentará y proporcionará el espíritu intangible y las herramientas tangibles para el éxito del servicio ofrecido. 

Durante el escrito del primer libro me surgió la necesidad de ampliar el capítulo dedicado a la calidad turística y, de esta manera, surgió el segundo libro “El director de Calidad……” en el cual desarrollaba no solo las características, funciones, herramientas, etc. de la calidad, sino la necesidad de tener una base de competencias en paralelo con el ADN de la empresa turística, de su gestor y del significado del Fenómeno Turístico.

Como no podía suceder de otra manera, la redacción del segundo libro me volvió a provocar la necesidad de buscar, ampliar y comprender el ADN turístico de los diferentes actores que forman parte de esta constelación conectada, tanto de usuarios como prestadores de servicios turísticos, que permite el disfrute de los atractivos turísticos que ha inducido a los visitantes, huéspedes y comensales a visitar el destino turístico elegido.

El conocimiento adquirido por décadas de dedicación a esta maravillosa profesión desembocó a que profesionales de todas las ramas del turismo pudieran dedicarse a la labor de formación y a la creación de escuelas de hostelería y turismo. Estos grandes profesionales fueron los que me implantaron la semilla del servicio turístico. Aprendí a disfrutar viendo como los huéspedes, comensales y visitantes salían satisfechos de los diferentes servicios que les habíamos ofrecido, donde el servicio ejecutado era aumentado y mejorado gracias a la conversación mantenida entre el ejecutor y el perceptor del servicio. Esto requería de los ejecutores del servicio unas competencias culturales y proesionales basadas en evidencias demostrables, donde la información suministrada por los profesionales del turismo de cada rama fuera verídica y no tuviera aportaciones difícilmente creíbles.  En la ejecución del servicio ofrecido podemos encontrar, en camareros, recepcionistas, directores de hotel, etc. donde el conocimiento de la profesión no se corresponde con la correcta ejecución del servicio demandado.

En las escuelas y universidades de hostelería y turismo, existen asignaturas que te dan una base de conocimiento para poder hablar e informar correctamente a los huéspedes, comensales y visitante de todo tipo de temas, como economía, historia, gastronomía, etc. haciendo de la conversación con el usuario turístico una herramienta más del marketing interactivo y aumentar, lo que ahora llamamos, engagement o compromiso de los consumidores turísticos con la marca. Las escuelas y universidades que solo enseñan herramientas de gestión pierden una verdadera oportunidad de formar turistólogos profesionales con el ADN turístico incorporado. El turistólogo debe tener el “don de gentes” o la habilidad y capacidad de mantener una interrelación con todo tipo de usuario turístico.

La profesionalidad, que engloba el conocimiento de las funciones, herramientas y competencias, son lo que distinguen a un buen ejecutor del servicio, pero a un más a un buen gestor de la industria turística o el turistólogo. Limitar la interacción a tiempo real entre el ejecutor del servicio y su perceptor, alegando que es una pérdida de tiempo, es como aceptar que la posibilidad de engagement por medio del marketing interactivo es un error.

Durante toda mi vida profesional y académica he intentado dar valor a lo que representa el turismo para la sociedad actual y sobre todo a los profesionales que se dedican al turismo. Es una de las industrias más importantes para un país, ya que permite ingresar divisas o aumentar su PIB rápidamente. Esto ha provocado que los políticos hayan facilitado la creación descontrolada de servicios turísticos, desprofesionalizando el sector y provocando la creación de puestos de trabajo a bajo coste y el resurgimiento de economías sumergidas, sin ningún tipo de control profesional. Esto ha llevado, a las diferentes profesiones turísticas, a convertirse en una industria profesionalmente de segunda, con sueldos poco serios, ante el intento de vulgarizar una industria de la que necesita de verdaderos profesionales que sepan de la importancia de su trabajo.

El gestor turístico o turistólogo es la persona que se debe encarga de que estas personas que han elegido para desarrollar y dar visibilidad el ADN turístico de la empresa que dirige estén preparadas para ejecutar el servicio diseñado y ofrecido.

En estos nuevos capítulos se buscan las competencias y conocimiento del gestor turístico o turistólogo. No pretende ser un tratado sobre turismología, ni turistología. Pero si intenta relacionar las investigaciones realizadas como ciencia del turismo y el diseño del servicio, por lo que lo que vamos a ver es la base de esta ciencia. La manera ejecutarlo o promocionarlo lo dejo en manos de cada gestor turístico según su ADN y sus conocimientos y competencias turísticas.

Me gusta recordar que la economía, la contabilidad, el marketing, la tecnología, etc. son herramientas para poder ejecutar y visualizar lo que, a mi, me gusta denominar el ADN turístico, o lo que es lo mismo la comprensión de lo intangible de cada industria turística, el servicio ejecutado

Sino lo escribo, reviento.

Narcís Martí Fabregó  / Turistólogo de profesión, Turismólogo de vocación

 

Bibliografía del autor:

Martí, N. (2012). «¿Destinos Maduros? ¿Alojamientos Maduros?» En: Ocitur’12. Actas 1er Congreso de Ocio y Turismo. Mataró: Tecnocampus - Escola Universitària del Maresme (adscrita a la UPF). Mayo-2012

Martí, N. (2021). Gestión por procesos en hostelería y restauración. Manual de mapas de procesos para servicios de hostelería y restauración. Editorial Círculo Rojo. ISBN: 978-84-1398-706-4.

Martí, N. (2021). Turismo sostenible en empresas turísticas vacacionales. Motivaciones y limitaciones en la implantación de medidas sostenibles en Cataluña. PASOS Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 19(3), 419-435.

Martí, N. (2022). El director/a de calidad en empresas de alojamiento y restauración (diseño, planificación, implantación, supervisión y control práctico del servicio). Editorial Diaz Santos.

17 marzo 2022

El turismo de calidad no existe. ¿O sí? Me explico


 "Publicado el 14 de mayo de 2016"

¿Servicio o turismo de calidad? Es importante aclarar estos dos términos. Servicio de calidad o turismo de calidad.

Cuando algunas personas se refieren a turismo de calidad quieren referirse a un turismo que este de acuerdo a las necesidades de la destinación y suele ser un turista muy diferentes al que normalmente visita dicha destinación. Se habla de turismo de calidad como un visitante, huésped o comensal que “gaste” mucho y no nos “moleste” demasiado.

Siento defraudar a alguno, pero el turismo de calidad no existe. Me explico.

Partiendo de la base que la calidad es igualar o superar las expectativas (Parasuaman et al. 1993) de nuestros visitantes, huéspedes o comensales, hemos de destacar que es él el quien puede valorar u otorgar la etiqueta de calidad, y lo dará a un servicio que haya consumido y le haya satisfecho.

Por lo que no podemos desear, como destinación turística o como prestador de servicios, un visitante, huésped o comensal de calidad, ya que no se pude considerar como un segmento del mercado turístico el “turismo de calidad”.

Entendemos como destino turístico, la suma de servicios turísticos ofrecidos, que apoyan y complementan el encanto de dicho destino. Dichos servicios serán los etiquetados como servicios de calidad por el visitante, huésped o visitante y que repercutirá en el buen nombre del destino como destino de calidad.

El servicio turístico es el que tiene (o no)  calidad, por lo que el diseño del servicio, por parte del técnico y profesional en turismo, es el que marcará la tipología del visitante, huésped o comensal que nos visitará.

Muchas veces diseñamos servicio con toda la buena intención de satisfacer las necesidades de nuestros visitantes, pero no lo conseguimos, y ni siquiera nos hacen caso (mal diseño o mal situado en el mercado).

Si hablamos de turismo de calidad hemos de referirnos sólo a los servicios turísticos, nunca al usuario. El visitante, huésped o comensal lo único que hace es consumir aquello que se ha diseñado para él, para satisfacer sus necesidades, y que se le ha vendido para su consumo.

No podemos desear, como destinación o servicio turístico, un visitante, huésped o comensal, acorde con nuestras necesidades, pero sí que podemos diseñar unos servicios de acorde con las necesidades de una tipología de visitante, huésped o comensal que encaje en nuestras perspectivas de destinación (segmentación o especialización).

Los prestadores de servicio de la destinación, han de diseñar unos SERVICIOS para conseguir que el visitante, huésped o comensal los catalogue como SERVICIOS DE CALIDAD  y la destinación sea considerada como TURISMO DE CALIDAD

Satisfacer a nuestro visitante, huésped o comensal con nuestro diseño de servicio.



Improvisación en el servicio turístico: innovación o procedimiento


 "Publicado Agosto de 2015"

Debido a la gran rotación de personal en los servicios turísticos, los profesionales de la industria turística están luchando por conseguir instaurar procedimientos a sus procesos diarios, para formar rápidamente a los nuevos integrantes del equipo, y así, evitar las improvisaciones realizadas durante el servicio.

Está claro que los procedimientos vienen dados por los propios procesos, la descripción de los cuales tiene que de garantizar su principal objetivo, la satisfacción del huésped, comensal o visitante.

Estos procedimientos van a dar las instrucciones para la ejecución del servicio, pero los escenarios van a cambiar día a día, por lo que no siempre va a salir el servicio como se había programado.

La variabilidad en el servicio turístico es una característica innata del propio servicio y esta variabilidad se debe a otra de sus características principales, que es que el servicio no se produce hasta que se encuentren cara a cara el prestador del servicio y el huésped, comensal o visitante. En este momento la variabilidad del servicio sube de nivel. Hasta llegar a este momento, todo está más o menos bajo control, pero a partir de ahora los procedimientos deben tener cierta elasticidad o improvisación.

La interactuación de estas dos personas, junto a otras variables que se puedan ir sumando (tiempo atmosférico, averías imprevistas, etc) hace que los procedimientos tengan la capacidad de poder ser variados, con la facultad de improvisar rápidamente para que el servicio no se vea perjudicado.

Esta variabilidad del servicio la podemos separar en dos:

Tangible o cuantitativa: La parte del servicio que podría ser medible. (recetas de cocina, sabanas, etc.), por lo que es más fácil de controlar su éxito final. No suele haber improvisaciones si los procedimientos son claros.

Intangible cualitativa: Es aquella que no puede ser medible y son más difícil de controlar, pero forman parte del procedimiento. (empatía educación, protocolo de servicio conocimiento del servicio, imprevistos, etc.). Aunque en el procedimiento seguro que está muy bien especificado todas las instrucciones, suelen haber muchas improvisaciones dependiendo del momento.

Esta variación en los procedimientos del servicio turístico la podríamos llamar ACTUACIÓN PROFESIONAL, y sería aquel margen de maniobra que todo profesional turístico ha de tener para poder dar bien su servicio, sobre todo en la variación intangible o cualitativa. Está claro que esta variación en los procedimientos sólo estaría aceptada a profesionales del sector que pueden aportar algo al procedimiento de servicio.

Esta improvisación o actuación profesional es lo que va dar, el valor añadido al servicio, la ventaja competitiva y por ende la Calidad en el Servicio, ya que viene abalada por la experiencia profesional.

Cuando entra en acción la improvisación es que el procedimiento está fallando por algún lado debido a imprevistos. Por ello, en el servicio turístico, esta improvisación o actuación profesional ha de llevar a una reflexión que, a su vez, puede dar a una mejora del procedimiento y a la vez un aumento en la satisfacción del huésped, comensal o visitante. Una improvisación que no lleva a una reflexión o análisis posterior se convierte en una disminución de la efectividad de los procedimientos, llevando al servicio a un caos y posterior insatisfacción del huésped, comensal o visitante.


Pero hay que distinguir entre norma y procedimiento. Un procedimiento se puede cambiar por una buena improvisación y siempre a mejor, pero una norma no se puede cambiar. Un procedimiento forma parte de la MISIÓN o incluso de la VISIÓN de la empresa, la norma formaría parte del VALOR.

Esta improvisación también puede dar paso a una innovación en el servicio y cambiar no sólo los procedimientos sino que puede crear una nuevo proceso paralelo a los procesos existententes de los servicios ofrecidos. Podría Innovar. Llegar a una improvisación o actuación profesional cero, sería el principal objetivo de un procedimiento bien diseñado, donde todas las desviaciones estarían previstas.

Narcís Martí Fabregó

Monotonía en el servicio. Empatía o permisión.

"Publicado Agosto del 2015"

En una de mis formaciones en los hoteles se me acerco una señora mayor y me dijo “No sea usted muy exigentes con ellos (refiriéndose a los camareros del comedor), ellos están trabajando pobrecitos y nosotros estamos de vacaciones”; en la misma formación, uno de los camareros contesto a una de mis preguntas con “ … porque hemos de sacar las cajas de cartón del comedor, total estos viejos (refiriéndose a los huéspedes) no las ven y además a nosotros nos es más cómodo”.

El huésped, comensal o visitante le gusta empatizar con las personas que le suministra un servicio. Se ha vuelto más permisivo, ha normalizado actuaciones y actitudes del proveedor de servicios que NUNCA debería de haber aceptado.

En contra partida, la persona que suministra los servicios suelen aprovecharse de esta empatía por parte del huésped, comensal o visitante y normalizan actitudes que no están en el procedimiento del servicio que realizan, además se ha convertido en intolerante, escudándose en el concepto de que él está trabajando y el huésped, comensal o visitante está de vacaciones.

Pero la pregunta sigue encima de la mesa, ¿Los proveedores de servicio hemos de normalizar la conducta de los huéspedes, comensales o visitantes o son ellos que han de normalizar las conductas que los proveedores de servicios realizamos?¿Quién normaliza a quién?

Los proveedores de servicio pedimos más educación a nuestros huéspedes, comensales o visitantes pero ellos no saben o no se atreven a pedirnos más profesionalidad.

Pero ¿por qué un profesional del servicio puede llegar a ser intolerante con sus huéspedes, comensales o visitantes? Quizás las normas de conducta del establecimiento no están suficientemente claras para el huésped, comensal o visitante; quizás no todos los proveedores de servicio entiendan claramente los que es un profesional de servicio.

Según Zeitham et al. en su libro “Calidad total en la Gestión de Servicios” “la profesionalidad es la posesión de la destreza requerida y conocimiento de la ejecución del servicio”. Con estos ingredientes, el proveedor de servicio turístico puede entrar en monotonía al cabo de un tiempo, perjudicando el servicio, pero seguro que va a llegar a la eficacia.

El servicio, y concretamente el servicio turístico, tiene como función principal la gestión de los sueños de los huéspedes, comensales o visitantes. Esto marca la diferencia del servicio turístico de otros tipos de servicios (bancos, abogados, seguros, etc.). Estos sueños son irrepetibles, una vez consumidos no nos lo pueden devolver ni repetir. El servicio y el tiempo se han agotado, se han desvanecido, sólo queda el buen o mal recuerdo.

Para definir la profesionalidad de los proveedores de servicios turísticos le añadiría:

  1.  Responsabilidad: Hemos de ser conscientes de lo que hacemos lo hacemos bien.
  1.  Moralidad: Hemos de ser conscientes de que seguimos unas normas para ejecutar el servicio.
  1.  Ética: Hemos de ser conscientes de que no faltamos a nadie realizando nuestro servicio (sobre todo a los sueños de los huéspedes, comensales o visitantes)
Otro apartado que deberíamos tratar en la industria de servicio, es que hay proveedores de servicio que llevan innata la voluntad de servicio a los demás y sólo necesitan adaptarse a los procedimientos donde presten su servicio.
Si sólo tenemos profesionalidad y no adquirimos esta voluntad de servicio, volvemos a correr el peligro de caer en la monotonía del servicio

Los proveedores de servicio, siendo profesionales y teniendo las herramientas necesarias para ejercer su profesionalidad, se sentirán a gusto con las acciones o servicios que ejecutan. Sólo así conseguirán la felicidad en cualquier actividad a la que dediquen un esfuerzo, pasando de la eficacia en eficiencia.
Aristóteles dijo que la imaginación es débil con la fortaleza de lo real. Las expectativas de nuestro huésped, comensal o visitante pueden desvanecerse o multiplicarse según lo que lleguen a experimentar en nuestro establecimiento.


En la matriz podemos observa que de las cuatro posibilidades sólo hay una que difícilmente llegue a ser monótona (UNO), las otras tres pueden llegar a caer en la monotonía perjudicando el servicio ejecutado. Es importante que todos intentemos pasar al número 1.

La dirección tiene mucho que decir en este tema. Si no activa el servicio (planes de calidad, formación, cambio en los procesos y/o procedimientos, etc.), la monotonía se apoderara del establecimiento o destino y terminara por perjudicar su imagen. No olvidemos que somos gestores de los sueños de huéspedes, comensales y visitantes.

No hemos de caer en el error de pensar que la buena voluntad es lo mismo que la profesionalidad. La buena voluntad se rige por aquel dicho popular “Quien lo da todo, no está obligado a más” pero en servicio turístico este “todo” ha de poder ser definido.

La buena voluntad, la voluntad de servir, es un valor añadido a la profesionalidad. En la adaptación del cuadro de Didier Noye podemos observar la influencia que tiene la buena voluntad o voluntad de servir sobre la profesionalidad en los proveedores de servicios turísticos.


En este cuadro vemos los 4 escenarios que podemos encontrar en un establecimiento:

  • Buen Servicio. Prestadores de servicio profesionales con una gran voluntad de servir y que reciben todas las herramientas necesarias para poder ejecutar el servicio en plenas condiciones. Difícilmente se llegue a la monotonía.
  •  Servicio Simpático: Prestadores de servicio que no teniendo la destreza ni conocimientos dan todo lo que pueden. En el servicio turístico, en muchas
    ocasiones la simpatía y la amabilidad pueden suplir la falta de profesionalidad. A la larga puede llegar a la monotonía.
  • Servicio Fábrica: Grandes conocedores y con gran destreza del servicio, pero con falta de empatía hacia el huésped, comensal o visitante. La dirección no suele apoyar el servicio que se realiza, por lo que los profesionales tardarán poco en llegar a la monotonía.
  • Servicio con problemas: No conocen ni tiene destreza de servicio y no tienen empatía hacia el huésped, comensal o visitante. Suelen ser personas que están ejerciendo como proveedores de servicio, pero para ellos es algo pasajero, están en la industria de servicio por necesidad. Esperan poder cambiar de profesión lo antes posible La monotonía esta desde el primer día.

Todo ello nos lleva a la libertad de elegir en que ámbito vamos a realizar nuestras acciones de servicio. Si no podemos elegir será muy difícil conseguir la profesionalidad o lo que es lo mismo hacer las cosas bien dentro de la responsabilidad, moralidad y ética. Al no llegar la felicidad, nuestro interés y por ende nuestra actividad, se verá afectada llegando a la monotonía.

Así pues un profesional de servicios turísticos a de conseguir la felicidad, sintiéndose a gusto en su puesto dentro de la cadena del proceso del servicio, sabiendo que su actuación ayuda a conseguir el sueño del huésped, comensal o visitante.

La frase “los negocios son los negocios”, que se acuñaron en las segunda mitad del siglo XVIII con la Revolución Industrial, no deberían ser ciertas si hablamos de la industria de servicio turísticos, donde un profesional del servicio ofrece un producto o servicio a alguien, que lo único que quiere es satisfacer sus sueños acumulados durante 12 meses.

“Un directivo demuestra tener madera de líder cuando ennoblece el significado que tiene la tarea en las personas que trabajan en su organización” (Luis M Huete.(2008) Servicios y Beneficios pag 181. Edic. Deusto. Barcelona

Narcís Martí Fabregó

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