20 diciembre 2022

El turistólogo y el entorno o atractivo turístico


Pues sí, el Ser Humano necesitaba y necesita argumentos para moverse, para desplazarse de un lugar a otro. En épocas pretéritas, estos argumentos tenían como principal componente, el comercio, la aventura, el conocimiento, el peregrinaje y las conquistas de territorios. En la actualidad las cosas han cambiado un poco, hemos aglutinado todos estos argumentos en dos necesidades básicas, el conocimiento y el ocio, que convierte este desplazamiento en una experiencia turística.

La evolución del ser humano, en la manera de desplazarse, provocó y provoca, el cambio en sus necesidades como viajero. Hubo dos cosas que marcaron esta evolución del ser humano como viajero: La rueda (3.500 a.C.) y la escritura (4.000 a.C.).

La aparición de la escritura amplio el conocimiento del viaje. Aparte de la lectura de las estrellas para orientarse en el viaje, se sumaba la descripción de las rutas y los paisajes que se iban recorriendo, las experiencias que vivían y los conocimientos que se adquirían. Aquellos viajeros y escritores plasmaron sus vivencias en libros que después leerían otros futuros viajeros que ansiaban conocer los lugares descritos en aquellas obras. Comerciantes como Marco Polo, historiadores como Heródoto o Jenofonte, militares como Alejandro Magno o Julio Cesar o científicos / naturalistas como Darwin pusieron su granito de arena en los sueños de todos aquellos que los leían y que buscaban un argumento para desplazarse lejos de su lugar de residencia. Sin saberlo se iban creando las guías de viajes que, a partir del siglo XV, con el invento de la imprenta, se consiguió que, estos escritos, llegaran hasta nuestros tiempos.

El viajero se desplazaba para visitar los lugares que otros habían descrito con sumo detalle en sus libros y que catalogaban como magnificas y dignas de ver. Algunos de estos lugares iban siendo visitados cada vez por más viajeros, provocando que estos lugares se organizaran y se convirtieran en anfitriones de estos visitantes, ofreciéndoles servicios para su comodidad mientras disfrutaban del lugar.


Se había creado el atractivo o entorno turísticos, que era y es aquella excusa que provoca o argumenta el viaje. El atractivo o entorno turísticos es lo que da sentido al viaje, es por el cual el viajero es capaz de realizar un desplazamiento más o menos largo y complicado para consumir y disfrutar de él, por lo que debe ser considerado un actor influyente dentro del destino y su conservación influirá en la duración, del lugar, como destino turístico

Algunos autores opinan que las cosas o los lugares no pueden considerase actores influyentes de un destino turístico, ya que no son capaces de opinar, gestionar o transformar, cosa que los actores “humanos “si pueden hacer. Pero lo que no se puede negar es que, el atractivo turístico, provoca opinión y gestión por parte de sus usuarios turísticos, dando como resultado el rechazo o aceptación de éstos, por lo que los actores turísticos humanos y los actores turísticos no humanos tiene la capacidad de influir en el futuro de un destino.

Entonces, el destino turístico no se fabrica, sino que se convierte, ya que es el atractivo o el entorno turísticos quien provoca este cambio de “lugar pintoresco” a “destino turístico”, con todas las ventajas y desventajas que ello conlleva. Pero el buen o mal estado de salud del atractivo o entorno turístico marcará la durabilidad del lugar como destino turístico. Tiene mucha importancia el trato que pueda recibir el atractivo o entorno turístico, por parte de sus gestores o de los servicios complementarios agregados a él, ya que pueden provocar su desaparición o reconversión en otro destino completamente diferentes al creado inicialmente.

Un mismo atractivo puede provocar el interés turístico y posterior desplazamiento de usuarios procedentes de diferentes lugares y con necesidades diferentes. Esta heterogeneidad de usuarios, pero con un mismo interés, obliga a los administradores de los atractivos o entornos turísticos a gestionarlos correctamente para asegurar su subsistencia en el tiempo, sin olvidar que, en su mayoría, forman parte de la cultura e historia del lugar pintoresco, ahora convertido en destino turístico.

Este atractivo o entorno turístico único provoca la creación y desarrollo de diferentes servicios que ayudan a disfrutarlo, pero puede darse el caso que uno de estos servicios destaque sobre los demás convirtiéndose en un atractivo. Esto sucede, normalmente, entre un atractivo natural o cultural y un atractivo “artificial”. Este nuevo atractivo “artificial” estará compitiendo con el atractivo pintoresco o autóctono, desplazando a este último a un atractivo secundario.  El éxito de un nuevo atractivo puede desviar la gestión del destino, dedicando más esfuerzos de gestión al nuevo atractivo que al autóctono. Esta desatención al atractivo autóctono provoca una escisión entre los habitantes del destino, al tener diferentes opiniones sobre la explotación y futuro del lugar como destino turístico.

Evolución del Destino


Ejemplos hay muchos, pero quizás el más destacado se encuentra en algunos destinos vacacióneles (algunos de ellos maduros) que, tras el descubrimiento de sus maravillosas playas, por viajeros aventureros, ahora son conocidos por su ambiente de ocio nocturno, y a eso dedican sus esfuerzos de publicidad, convirtiendo el ocio nocturno en el primer atractivo de la destinación, olvidando el atractivo autóctono y dividiendo a los habitantes del destino. La pregunta sigue sin respuesta: Si no existiera la maravillosa playa ¿continuaría siendo, el ocio nocturno, un atractivo turístico?  No podemos olvidar cual fue el origen del destino y que lo demás son servicios que ayudan a disfrutar de este atractivo o entorno turístico, aunque algún servicio destaque y atraiga a visitantes al destino.

Los atractivos o entornos turísticos deben poseer ciertos valores generales que seduzcan a los visitantes por diferentes motivos. Podemos describir diferentes valores que se les espera que tengan los atractivos o entornos turísticos como principal actor del destino. En la figura siguiente se pueden observar algunos de estos valores. En el Cuadro de Valores se deja abierta la posibilidad de añadir nuevas características de los valores en el caso necesario,

Cuadro de Valores de un Atractivo Turístico




1.       Valores de Deseo. Forma parte del sueño de un potencial usuario turístico inducido por inputs o comunicaciones que le han llegado de diferentes canales. Estas comunicaciones se alienan con su manera de pensar y actuar, convirtiéndose en un deseo que podrá libremente escoger y del cual espera recibir, como mínimo, lo comunicado por dicha información llegando a la satisfacción de sus deseos. Las características de estos valores son:

-          Deseado. Que formen parte de sus sueños (objetivos)

-          Escogido. Que pueda ser escogido libremente

-          Recibido. Que reciba lo que ha deseado (según lo comunicado)

-          Satisfecho. Que sienta satisfacción. Que lo deseado se convierta en realidad

 

2.       Valores de Necesidades. Es el aumento del deseo. El sueño se convierte en una posibilidad real y el potencial usuario turístico empieza a moverse para poder utilizarlo /consumirlo. Su utilización, tal y como se le ha comunicado puede satisfacer sus necesidades y espera que la comunicación que le ha hecho convencer de esta necesidad le produzcan recuerdos.

-          Utilizado. Que sienta la necesidad de utilizarlo.

-          Satisfecho. Utilizado satisfactoriamente. Facilidad de uso.

-          Recordado. Que aporten recuerdos únicos e inolvidables. A ser posible que sean positivos

 

3.       Valores de Estatus social. La satisfacción del deseo y de la necesidad y su posterior cantidad de recuerdos gravado, convierte al atractivo o entrono turístico en un éxito personal, ya que una parte de su vida estará marcada por estos recuerdos y que, seguramente, habrá compartido con todas sus amistades en sus redes sociales, obteniendo un protagonismo momentáneo.

-          Exitoso. Que se convierta en éxito personal. Conseguir “likes”.

-          Difundido. Que se pueda difundir y compartir fácilmente

 

4.       Valores de Seguridad. El atractivo o entrono turístico ha de ofrecer ciertas reglas de utilización que faciliten la convivencia entre los visitantes, de manera que la heterogeneidad de éstos no dificulten la satisfacción de usarlo. No todos los usuarios turísticos pretenden utilizar el atractivo o entorno turístico de la misma manera. El atractivo o entorno debe ser autóctono del lugar donde está ubicado o tener una especialización que capte el deseo y la necesidad de los potenciales usuarios turísticos. Lo primordial es que han de ser aceptado tanto por actores locales como por actores visitantes para que el atractivo pueda permanecer en el tiempo debe ser:

-          Utilizado. Tener unas reglas de utilización que facilite el uso y comportamiento

-          Autentico. El usuario turístico debe comprender el significado y la importancia del atractivo o entorno turístico.

-          Aceptado. Los habitantes locales, como consumidores del atractivo o entorno turístico deben aceptar el compartir el atractivo o entorno turístico y también deben seguir las reglas de utilización.

 

5.       Valores de Conservación. Uno de los valores principales de un atractivo o entorno turístico es el de poder ser utilizado en plenas condiciones de conservación. La legalidad del atractivo y de su entorno, su protección para evitar cambios en las características principales (que le han convertido en un atractivo turístico), la sostenibilidad del atractivo dando riqueza al lugar, todo ellos reforzarán la comunicación de compromiso, por parte de los actores del destino, para hacer realidad los deseos y posterior satisfacción del potencial usuario turístico. Su conservación hará que continue siendo autentico y le persevera para su utilización en generaciones futuras:

-          Legalizado. Las leyes han de servir para la protección del atractivo y entorno turístico, ya que no solo es un reclamo turístico, sino que también es una identidad cultural o paisajista local.

-          Protegido. La difusión de unas normas mínimas de utilización, avaladas por las leyes, le protegerá de comportamientos incívicos y le mantendrán como algo autóctono, único e irrepetible, listo para ser disfrutado y admirado por sus visitantes.

-          Sostenible: Los atractivos o entornos turísticos lo son porque, en el pasado, alguien vio la necesidad de visitarlo, utilizarlo y disfrutarlo, y esta necesidad ha continuado en el tiempo. La obligación de los actores del destino es protegerlo para las futuras visitas, utilización y disfrute de las próximas generaciones de usuarios turísticos

-          Compromiso. Los actores del destino, qua dan servicios al visitante, deben comprometerse con el atractivo y entorno turístico y no deben olvidar que son servicios creados para la utilización y disfrute de éste. Los nuevos actores que vayan llegando al destino deben asumir este compromiso.


 


El turstólogo, como diseñador y gestor de los servicios debe conocer donde ubica su servicio en relación con el atractivo o entorno turístico, para poder estar subido al carro de las estrategias del destino turístico al que pertenece. La conexión entre el atractivo, los servicios ofrecidos y la gestión del destino es primordial para la subsistencia de los actores turísticos. 


Narcís Martí Fabregó 

24 noviembre 2022

El Turstólogo y el Turismo Local

 


Tanto los turismólogos como los turistólogos, deberían tener en cuenta, en sus investigaciones, estudios, teorías, diseño y organización de los servicios turísticos, al Turismo Local, que son todos aquellos usuarios locales que utilizan los servicios turísticos de su población. Tengamos en cuenta que los mismos turistólogos pueden convertirse en actores y consumidores del servicio turístico al ser, en muchos casos, diseñadores y usuarios de los diferentes servicios que se van a ejecutar en el destino.

Al hablar de actores turísticos de un destino nos referimos a todos aquellos referentes que colaboran o tiene relación con el diseño, ejecución y consumo del servicio turístico dentro del destino. Poner nombre o grado de importancia a estos actores puede convertirse en la parte más difícil y, posiblemente, debatible de este post. ¿Dónde está la línea en que se llega a considerar a un referente turístico un actor principal o básico del destino turístico y a otro un actor complementario? ¿Qué actor tiene más derecho a opinar sobre el futuro de un destino?



En algunos casos, la lista de actores turísticos suele estar relacionada a los intereses económicos invertidos en el destino por cada uno de los actores miembros, y esto puede llevar a error. A más inversión en el destino no significa más importancia como actor, ya que no tiene por qué estar relacionada la inversión al interés de subsistencia del destino turístico. Por lo que la importancia está en valorar de forma holística el conjunto de actores que hacen posible el Turismo Local. Debe existir una máxima dentro del destino: Si el destino funciona bien con el Turismo Local, lo económico dará sus frutos; si, por el contrario, lo económico se interpone al Turismo Local, el destino turístico perderá su interés como Fenómeno Turístico.

El Turismo Local es el habitante del destino y consumidor de los servicios turísticos ofrecidos para el disfrute de su Fenómeno Turístico Local. La satisfacción del Turismo Local asegurará el éxito del servicio turístico al visitantes, comensales y huéspedes exteriores.

Todo Fenómeno Turístico está formado por unos actores que ofrecen servicios dentro del destino y que facilitan el consumo y utilización de otro actor, el Atractivo Turístico del Destino.  Cada uno de estos servicios surgen de la acción de los procesos de negocios turísticos, ejecutados y consumidos de forma dinámica y temporal. La sucesión y consumo de estos servicios es lo que producirá la satisfacción al Turismo Local, al visitante, al huésped y al comensal, al poder utilizar el atractivo turístico en óptimas condiciones.

En un mundo tecnológicamente globalizado, donde el usuario turístico cocrea su experiencia turística según sus necesidades, los turistólogos deben tener muy claro los conceptos “oferta turística básica” y “oferta turística complementaría“ en los destinos donde se encuentran, ya que, como veremos más adelante, algunos servicios que se consideraban complementarios se van convirtiendo en básicos, por necesidad de algunos usuario turístico. El cambio de un actor de oferta complementaria a oferta básica puede perjudicar o beneficiar al destino. Pero va a ser el usuario turístico quien formará su propia cadena de valor o constelación turística, perfilando la forma de vivir su experiencia turística. El destino debe decidir, si acepta este cambio de oferta o redirigir su oferta a otro mercado turístico. La oferta turística básica es el condicionante principal en el desplazamiento de un usuario turístico y su cambio, en el concepto, significa un cambio importante en los servicios y estrategias turísticas del destino. Algo a tener muy en cuenta.

Todos los servicios ofrecidos en un destino deben ser considerados como actores turísticos, ya que, directa o indirectamente, ven alterados las ejecuciones de sus procesos profesionales a la llegada de los visitantes, huéspedes y comensales. El grado de usabilidad, por parte de los visitantes, huéspedes o comensales, de estos diferentes servicios turísticos ofrecidos lo decidirán ellos mismos, según sus necesidades. Por lo que la transversalidad de todos estos servicios, directos o indirectos, utilizados y consumidos, tienen un mismo fin, que es el uso y disfrute del destino o más concretamente de su atractivo turístico, permitiendo a este usuario turístico valorar, en conjunto, todos los servicios usados durante su experiencia en el destino.

La subsistencia de un destino se fundamenta en la evolución equilibrada de todos los actores miembros de un destino, buscando su complementación y enriquecimiento. Esta complementación de servicios y la relación existente entre ellos dan la oportunidad de beneficiarse, por igual, del consumo de visitante, huésped o comensal según sean sus necesidades. El valor añadido en la experiencia turística forma parte de esta complementación, dando como resultado la subsistencia turística del destino.

El turistólogo debe conocer y comprender lo heterogénea que es la industria turística, tanto entre sus usuarios como en los servicios ofrecidos y ejecutados; pero esta heterogénea activa permite dar forma y unir a todos sus integrantes dando, al destino, personalidad y durabilidad en el tiempo. Por ello no se comprende que algunos políticos y gestores no aprovechen esta transversalidad de los servicios turísticos ofrecidos para legislar y proteger todos los servicios consumidos en el destino para el disfrute de un atractivo turístico. Por ejemplo, no puede ser lo mismo una tienda de alimentos o un restaurante en un pueblecito que en un destino turístico. Los horarios, los productos vendidos, la atención al cliente (idiomas), la profesionalidad, etc. deben ser más exigentes en un destino turístico que en un pueblecito. Pero cuidado, que en muchos casos encontramos mejor servicio y profesionalidad en pueblecitos que en algunos destinos turísticos.

Llegados a este momento, el turistólogo debe reflexionar cual es su cometido dentro del destino al que pertenece. Sus servicios deben ser facilitadoras del uso del atractivo turístico. Buscar una clasificación de actores donde se incluyan a todos aquellos que puedan influenciar en el éxito del destino puede ser harto difícil, por lo que he decidido usar dos teorías, que quizás son las que más me identifican, para poder acometer dicha clasificación. La primera es la Actor-network Theory (ANT) de Latour (1996) el cual, en uno de sus puntos, no discrimina los actores humanos y no humanos en el momento de clasificarlos como influenciadores del destino. La otra es la Service-dominant logic (Lógica del servicio dominante) de Lusch  y Vargo (2006), la cual postula la importancia de la ejecución del servicio como proceso de hacer algo por alguien, y que el valor de la prestación del servicio solo puede crearlo y concederlo el usuario en el momento del consumo del mismo. Ante la reflexión de estas dos teorías, interesante leerlas en toda su amplitud, intentamos clasificar los actores no por su importancia, sino por su objetivo final, que es la satisfacción del visitante, huésped y visitante:



-          Primero analizaremos el atractivo turístico o entorno. Es la excusa para viajar y alrededor de él se mueven todos los otros actores con los servicios ofrecidos.

-           Seguidamente veremos El visitante, huésped o comensal. El consumidor o usuario del atractivo turístico y por ende consumidor de los servicios ofrecidos en el destino. Sin ellos no existe el Fenómeno Turístico.

-          Seguimos con El servicio turístico. Son aquellas actividades que ayudan a consumir y disfrutar del atractivo turístico. Deben ser diseñados y ejecutados por profesionales del turismo (turistologos) o por lo menos deben ser conocedores o formados del Fenómeno Turístico por un turistólogo.

-          Continuamos con los Habitantes o Turismo Local. Son aquellos usuarios del atractivo turístico del destino desde siempre, con o sin necesidad de utilizar los servicios ofrecidos. Pero pueden ser consumidores habituales de algunos de los servicios turísticos. Suelen reaccionar, positiva o negativamente, a cambios drásticos en el destino

-          A continuación, El destino turístico como aglutinador de todos los actores. Es el facilitador de las diferentes constelaciones turísticas que pueden cocrerar el visitante, huésped o comensal. Su visión y acción turística puede cambiar el futuro del destino.

-          Para finalizar con Los actores turísticos complementarios. Son aquellos que no tienen vinculación directa con el destino. Su utilización, por parte de los visitantes, huéspedes o comensales, no es primordial para disfrutar del atractivo turístico, pero su existencia y colaboración da valor al destino. Algunos de ellos son los intermediarios, el transporte, la seguridad, los proveedores de todo tipo, la comunicación, la conectividad, etc.

 

No vemos o leemos en las próximas publicaciones donde seguiremos reflexionando.

 

Bibliografia

Latour, B. (1986) “The Powers of Association,” pp. 264–80 in J. Law (ed.) Power, Action and Belief: A New Sociology of Knowledge. London; Boston, MA; Henley: Routledge & Kegan Paul.

Latour, B. (1996). On actor-network theory: A few clarifications. Soziale welt, 369-381.

Lusch, R. F., y Vargo, S. L. (2006). Service-dominant logic: reactions, reflections and refinements. Marketing theory, 6(3), 281-288.

Lusch, R. F., Vargo, S. L., y O’Brien, M. (2007). Competing through service: Insights from service dominant logic. Journal of Retailing, 83(1), 5–18.

Vargo, S L., y Lusch, F. (2004) ‘Evolving to a New Dominant Logic for Marketing’, Journal of Marketing 68(1): 1–17.

 

15 noviembre 2022

Turistología, el ADN turístico y el engagement


 




 Turistología, el ADN turístico. Sino lo escribo, reviento

Todo empezó con una gran explosión.  Alguien o algo lo provocó. Pero paso. Miles de millones de pedazos fueron esparcidos por el firmamento formando un espectáculo que debió ser alucinante. La explosión convirtió, a estos pedazos, en punto brillantes visible entre ellos. Alrededor de ellos, otros pequeños pedazos, daban vueltas sin poder escapar. Había cierta conexión o atracción que no les dejaba marchar libremente. Se necesitaban, los uno a los otros, para poder existir. La vida de uno dependía del otro. El caos se convirtió en orden, y todos los pedazos se organizaron alrededor de estos puntos brillantes como centro de todos sus movimientos.

 

En uno de estos pedazos, que giraban alrededor de un punto brillante, evolucionaron diferentes especies de animales. Una de estas especies evolucionaba de manera diferente a las otras y tenía curiosidad por las cosas y empezaba a hacerse preguntas. Estaba muy necesitada de respuestas. Algunas de estas respuestas las buscaba mirando sobre sus cabezas. Aseguraban que lo bueno y lo malo podía llegar del cielo, de aquellos puntos brillantes que salían cada noche y desaparecían al salir el sol.


Esta especie curiosa estaba destinada a buscar y encontrar respuestas a sus dudas y para ello empezó a desplazarse de un lugar a otro recorriendo grandes distancias, por lo que su cuerpo fue evolucionando y adaptándose a este reto de viajar. El Homo Erectus y posteriormente el Homo Sapiens, quizás el más viajero, visitó casi todo el mundo, relacionándose con otras especies parecidas a la suya, con más o menos éxito social. La evolución, desarrollo y curiosidad de este humano hizo que se fijara en todas las cosas que le rodeaban, buscando estas respuestas.

El cielo fue uno de estos “libros” en que el hombre ha buscado respuesta. Las estrellas, siempre en el mismo lugar e incansablemente iluminadas cada noche, hicieron que los hombres adoptaran su existencia como respuestas a sus principales dudas. Por ello, algunos de estos hombres, conectaron las estrellas entre sí, formando grupos, en busca de signos con representaciones terrenales. Estas conexiones pasaron a llamarse constelaciones.


Las constelaciones daban sentido y utilidad al cielo. Durante siglos, las constelaciones, han ayudado al viajero a desplazarse. Ha sido la flecha que iniciaba un viaje y que, más tarde, quedaba registrado en muchos de los libros de viajes de diferentes épocas. Ha sido, y es, el auxilio de viajeros perdidos. Ha sido, y es, un objetivo por alcanzar. El firmamento y las constelaciones han dado sentido a la experiencia de viajar y a la posibilidad de soñar.

Casi todo lo referido al desarrollo y evolución del ser humano seguro que empezó por una necesidad. Toda la evolución, desde aquel primer homínido, pasando por los diferentes eslabones en el desarrollo del ser humano, viene dada por la necesidad de satisfacer diferentes aspectos de la vida diaria de éste. Y el viaje y el conocimiento no es una excepción. Lo que hoy conocemos como turismo.

Recordemos aquel desplazamiento a pie del Homo Sapiens, desde diferentes puntos de África al resto del mundo, hasta el invento de la rueda, que provoco el adiestramiento de animales para tirar de los carros, hasta nuestros días, donde la rueda ha pasado a ser una parte más de todo el concepto del transporte, movilidad y por ende, del desplazamiento de gente de un lugar a otro. Todo ello facilito la necesidad de curiosear, de saber y soñar que es lo había más allá de la línea del horizonte.

Pero el comercio y las conquistas de territorio fueron, quizás la principal razón del desplazamiento en todos los eslabones de la evolución del ser humano. Los escritos realizados por Jenofonte, cronista y militar griego del siglo IV a.C., pasando por el militar Alejandro Magno (356 - 323 a.C.) o el comerciante Marco Polo (1254 -1324), abrieron las puertas a otro perfil de personaje muchos más bucólico, bohemio y explorador que más tarde llamaremos "el viajero". Aquel que disfrutaba descubriendo, visitando y escribiendo lo que veía. Aquel que se dedicaba a acumular y a trasmitir vivencias y experiencias para que sus lectores pudieran soñar.

 EL  ADN  TURÍSTICO

Nuestra profesión turística está muy vinculada a la historia del ser humano. De hecho, se nutre de los diferentes descubrimientos que se han ido realizando, fuego, rueda, escritura, estrellas, brújula, “experimentos gastronómicos”, culturas populares, modas de todas las épocas, evolución de las diferentes tecnologías, y lo más importante, las relaciones y necesidades del ser humano.

Nací en la habitación de un hotel de una destinación turística de sol y playa. Crecí y me crie en un hotel y ante mis ojos de niño, y posteriormente de adolescente, veía pasar multitud de personas de países y culturas diferentes que me fascinaban con sus diferentes maneras de comportarse ante un mismo servicio.

Esto es lo que me llamo la atención, la heterogeneidad del turismo y de las personas que lo consumían. No había ni un solo huésped igual. Todos querían lo mismo, pero de forma diferente. Fue entonces cuando decidí dedicarme profesionalmente al turismo. Quería observar al mudo pasar por delante mío en sus momentos de ocio. Para ello debía conocer todo lo que envolvía a estas personas en su momento de más relajación.

Durante todos estos años me di cuenta de que las necesidades del Homo Sapiens, que empezó a desplazarse por el mundo hace unos cuantos cientos de miles de años y el viajero de nuestra época no cambia. Siempre ha buscado, en los viajes, el conocimiento, la aventura y las experiencias vividas, para poderlas trasmitir a su entorno más cercano.

Quien haya leído mi dos anteriores libros sabrá la importancia que doy a los actores que forman parte de las diferentes experiencias turísticas que se pretende vender o consumir. En los dos libros anteriores presentaba una metodología para el diseño de los servicios turísticos buscando la satisfacción del usuario turístico, tanto si es huésped, comensal o visitante. La intención ha sido siempre asegurar que el servicio realizado tenga la base del ADN de la empresa turística que, por medio de su gestor, será quien alimentará y proporcionará el espíritu intangible y las herramientas tangibles para el éxito del servicio ofrecido. 

Durante el escrito del primer libro me surgió la necesidad de ampliar el capítulo dedicado a la calidad turística y, de esta manera, surgió el segundo libro “El director de Calidad……” en el cual desarrollaba no solo las características, funciones, herramientas, etc. de la calidad, sino la necesidad de tener una base de competencias en paralelo con el ADN de la empresa turística, de su gestor y del significado del Fenómeno Turístico.

Como no podía suceder de otra manera, la redacción del segundo libro me volvió a provocar la necesidad de buscar, ampliar y comprender el ADN turístico de los diferentes actores que forman parte de esta constelación conectada, tanto de usuarios como prestadores de servicios turísticos, que permite el disfrute de los atractivos turísticos que ha inducido a los visitantes, huéspedes y comensales a visitar el destino turístico elegido.

El conocimiento adquirido por décadas de dedicación a esta maravillosa profesión desembocó a que profesionales de todas las ramas del turismo pudieran dedicarse a la labor de formación y a la creación de escuelas de hostelería y turismo. Estos grandes profesionales fueron los que me implantaron la semilla del servicio turístico. Aprendí a disfrutar viendo como los huéspedes, comensales y visitantes salían satisfechos de los diferentes servicios que les habíamos ofrecido, donde el servicio ejecutado era aumentado y mejorado gracias a la conversación mantenida entre el ejecutor y el perceptor del servicio. Esto requería de los ejecutores del servicio unas competencias culturales y proesionales basadas en evidencias demostrables, donde la información suministrada por los profesionales del turismo de cada rama fuera verídica y no tuviera aportaciones difícilmente creíbles.  En la ejecución del servicio ofrecido podemos encontrar, en camareros, recepcionistas, directores de hotel, etc. donde el conocimiento de la profesión no se corresponde con la correcta ejecución del servicio demandado.

En las escuelas y universidades de hostelería y turismo, existen asignaturas que te dan una base de conocimiento para poder hablar e informar correctamente a los huéspedes, comensales y visitante de todo tipo de temas, como economía, historia, gastronomía, etc. haciendo de la conversación con el usuario turístico una herramienta más del marketing interactivo y aumentar, lo que ahora llamamos, engagement o compromiso de los consumidores turísticos con la marca. Las escuelas y universidades que solo enseñan herramientas de gestión pierden una verdadera oportunidad de formar turistólogos profesionales con el ADN turístico incorporado. El turistólogo debe tener el “don de gentes” o la habilidad y capacidad de mantener una interrelación con todo tipo de usuario turístico.

La profesionalidad, que engloba el conocimiento de las funciones, herramientas y competencias, son lo que distinguen a un buen ejecutor del servicio, pero a un más a un buen gestor de la industria turística o el turistólogo. Limitar la interacción a tiempo real entre el ejecutor del servicio y su perceptor, alegando que es una pérdida de tiempo, es como aceptar que la posibilidad de engagement por medio del marketing interactivo es un error.

Durante toda mi vida profesional y académica he intentado dar valor a lo que representa el turismo para la sociedad actual y sobre todo a los profesionales que se dedican al turismo. Es una de las industrias más importantes para un país, ya que permite ingresar divisas o aumentar su PIB rápidamente. Esto ha provocado que los políticos hayan facilitado la creación descontrolada de servicios turísticos, desprofesionalizando el sector y provocando la creación de puestos de trabajo a bajo coste y el resurgimiento de economías sumergidas, sin ningún tipo de control profesional. Esto ha llevado, a las diferentes profesiones turísticas, a convertirse en una industria profesionalmente de segunda, con sueldos poco serios, ante el intento de vulgarizar una industria de la que necesita de verdaderos profesionales que sepan de la importancia de su trabajo.

El gestor turístico o turistólogo es la persona que se debe encarga de que estas personas que han elegido para desarrollar y dar visibilidad el ADN turístico de la empresa que dirige estén preparadas para ejecutar el servicio diseñado y ofrecido.

En estos nuevos capítulos se buscan las competencias y conocimiento del gestor turístico o turistólogo. No pretende ser un tratado sobre turismología, ni turistología. Pero si intenta relacionar las investigaciones realizadas como ciencia del turismo y el diseño del servicio, por lo que lo que vamos a ver es la base de esta ciencia. La manera ejecutarlo o promocionarlo lo dejo en manos de cada gestor turístico según su ADN y sus conocimientos y competencias turísticas.

Me gusta recordar que la economía, la contabilidad, el marketing, la tecnología, etc. son herramientas para poder ejecutar y visualizar lo que, a mi, me gusta denominar el ADN turístico, o lo que es lo mismo la comprensión de lo intangible de cada industria turística, el servicio ejecutado

Sino lo escribo, reviento.

Narcís Martí Fabregó  / Turistólogo de profesión, Turismólogo de vocación

 

Bibliografía del autor:

Martí, N. (2012). «¿Destinos Maduros? ¿Alojamientos Maduros?» En: Ocitur’12. Actas 1er Congreso de Ocio y Turismo. Mataró: Tecnocampus - Escola Universitària del Maresme (adscrita a la UPF). Mayo-2012

Martí, N. (2021). Gestión por procesos en hostelería y restauración. Manual de mapas de procesos para servicios de hostelería y restauración. Editorial Círculo Rojo. ISBN: 978-84-1398-706-4.

Martí, N. (2021). Turismo sostenible en empresas turísticas vacacionales. Motivaciones y limitaciones en la implantación de medidas sostenibles en Cataluña. PASOS Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 19(3), 419-435.

Martí, N. (2022). El director/a de calidad en empresas de alojamiento y restauración (diseño, planificación, implantación, supervisión y control práctico del servicio). Editorial Diaz Santos.

27 septiembre 2022

Turismología o Turistología. La ciencia del Turismo.

 

Turismología o Turistología. La ciencia del Turismo.

Introducción

Muchas ramas de las ciencias humanas y sociales dedican tiempo de sus investigaciones al conocimiento del turismo, y los estudios del Grado de Turismo se nutren, académicamente, de estas investigaciones, pero actualmente, el turismo per se, ya tiene el suficiente conocimiento como para ser autónomo en sus investigaciones y publicaciones científicas, y utilizar estos resultados en la ejecución del servicio ofrecido en primera línea. El turismo, como hecho social, necesita de los estudios e investigaciones para su evolución, y no deben caer, estas publicaciones, en el olvido tras publicarse en las revistas especializadas, sino que las investigaciones turísticas deben ser difundidas para el enriquecimiento de la profesión y posterior aplicación en la ejecución de los servicios.

El desarrollo del turismo la ha marcado la evolución del usuario turístico, con el cambio de sus necesidades. Es a partir de este cambio de necesidades y la importancia adquirida por la sociedad, que otras disciplinas han ido tomando interés por especializarse, y en muchos casos han añadido una especialización dentro de sus propias disciplinas académicas.

Esto nos lleva a que la persona que realiza los estudios de Grado de Turismo ya no es sólo un técnico, obviamente, si no alguien que comprende el significa del turismo y que tiene las herramientas necesarias para profesionalizarse, tanto como científico, diseñador o ejecutor del servicio ofrecido en el destino

Estudios e investigaciones turísticas.

Más allá del debate sobre si el Turismo como carrera universitaria es ciencia, disciplina, difusión del conocimiento, análisis, identidad, categoría académica, y todo aquello que le queramos colgar junto a la palabra “turística”, hemos de tener en cuenta que el objetivo principal, de todo lo que envuelva al turismo, debe ser la satisfacción del huésped, comensal o visitante al poder disfrutar de su tiempo de ocio o del viaje de negocios tal y como se lo había imaginado.

Entiendo que la parte académica del turismo, aquella que formarán a futuros profesionales e investigadores turísticos, quieran dar prestigio y valor a los estudios y conocimientos propios del turismo, y donde otras áreas del conocimiento de diferentes ciencias han hallado un lugar para sus investigaciones. De hecho, los mayores investigadores y teóricos sobre el turismo están relacionados con alguna de las Ciencias Sociales (Geografía, Historia, Económica, Derecho, Sociología, Psicología, Políticas, Antropología etc.), pero también están involucrados estudiosos de las Ciencias Naturales (Físicas, Químicas, biológicas, etc. en temas más medioambiental, sostenible o de consumos de productos necesarios para el ocio) o también en la Ciencias Formales (estadística, matemáticas).

El turismo, y más concretamente el destino turístico, junto con todos sus servicios, es un gran laboratorio social donde, casi todas las ramas de las diferentes disciplinas científicas se alimentan para crear conocimiento desde su propio punto de vista. De hecho, todas las ciencias tienen como objetivo, en sus investigaciones, crear conocimiento para ayudar a que el Ser Humano tenga una vida mejor, por lo que las necesidades de este Ser Humano son tenidas en cuenta en muchas de las investigaciones publicadas diariamente en revistas especializadas.

De todas maneras, la vinculación de estas investigaciones con el turismo no es directa, pero son capaces de crear, involuntariamente, la necesidad del Ser Humano para adquirir conocimiento o simplemente curiosidad, y esto provoca el desplazamiento al lugar donde podrá satisfacer dicha necesidad, convirtiéndose en usuario turístico. Desde unas ruinas milenarias, hasta la creación de un parque natural, la bebida o comida con nuevas técnicas, un edificio emblemático, una cueva prehistórica, la puesta de huevos de una tortuga, unas ferias medievales, la construcción de la atracción más alta o vertiginosa del lugar, los restos de un parque de atracciones abandonado, o un accidente o una guerra… etc. Todas ellas están vinculadas a estudios realizados por diferentes disciplinas científicas y que, en algunos casos, su objetivo no es promover este desplazamiento de visitantes, sino un objetivo más directo a sus hipótesis de trabajo de investigación.

Pero el turismo de primera línea, aquel que disfruta el usuario turístico, debe evolucionar a la misma velocidad que evolucionan las necesidades de este usuario turístico, y esta evolución es muy rápida, por lo que la difusión de los resultados de las investigaciones llega tarde a la industria turística. Todas estas investigaciones y creación de conocimiento deberían pasar de la etapa científica a la académica y de la académica a la industria de servicio turístico lo más rápidamente posible. También es verdad que es necesaria la publicación de estas investigaciones en revistas especializadas, como filtro para que los estudios e investigaciones tengan cierta calidad, seriedad y credibilidad. Aunque esto ralentice la puesta en práctica de los resultados obtenidos.

 

Turismología, la ciencia turística como disciplina de las Ciencias Sociales

No hemos de olvidar, y de hecho habríamos de partir de esta base, que el turismo es una industria de servicio, que tiene su existencia en la relación de dos personas, una buscando satisfacer sus necesidades y otra intentando satisfacer dichas necesidades. El turismo está basado en la relación y comunicación de personas para personas

Antes de entrar en detalle veamos algunas definiciones para clarificar los términos Turismología, Turismólogo:

-          La RAE (Real Academia Española de la Lengua), todavía no tiene un vocablo que defina a la persona que dedica sus estudios o profesión al turismo. Tiene una en el “observatorio de palabras” que está generando dudas, y está pendiente de añadir, o no, al diccionario. Es la palabra Turismólogo/a y Turitólogo/a y se refiera a las dos como, “voz de creación reciente que se emplea en referencia a quienes estudian a los turistas o al turismo como fenómeno en toda su amplitud”.

Revisando la literatura publicada de diferentes definiciones sobre estos dos conceptos, podemos concretar que:

La Turismología pertenece a la ciencia social dedicada al estudio del turismo desde el punto holístico de su composición, que comprende su parte social, económica y espacial

o   Turismólogo es el experto turístico que ejerce, dentro del ámbito académico, como investigador y difusor de conocimiento en todos o parte de los aspectos relacionados al turismo (social, económico y espacial)

 

En los años 60 del siglo XX, el geógrafo yugoslavo Zivadin Jovicic empezó a preguntarse si las ciencias existentes eran capaces de comprender la magnitud del fenómeno turístico y focalizar todas sus dimensiones en una sola, ya que cada una de ellas (economía, geografía, sociología, etc.) era sólo una parte de esta magnitud. Él fue quien utilizó la Turismología como aglutinadora de los diferentes conocimientos sobre turismo, convirtiéndola en ciencia.

A partir de aquí se abre un sinfín de literatura, opiniones, debates, etc. sobre la conveniencia o no, de declarar al Turismo como ciencia, disciplina o rama de conocimiento. Estudiosos como Jean-Michel Hoerner (2000) en su obra "Traité de Tourismologie” que en 2005 amplió con su artículo « Encore un pas vers la Turismologie », o como la Dra. Margarita Barretto (2000) en su artículo “ En pro de las Ciencias Sociales aplicadas al Turismo”, o Jafar Jafari (2005) en su artículo “El turismo como disciplina Científica”, o María Ángeles Oviedo-Garcia (2016) con su artículo “Calidad de la Investigación Turística: revisión y evaluación de la interdisciplinariedad”, y otros muchos, han debatido y se continuará debatiendo sobre esta conveniencia de subir el Turismo como materia académica a los altares de las ciencias.

Jafar Jafari (2005) tiene claro que “el turismo está llamado a asumir un papel realmente interdisciplinar en el mundo académico, y el desarrollo de sus propias teorías y métodos serán tomadas por las mismas disciplinas que, con anterioridad, contribuyeron a la creación de sus bases científicas”.  Por otro lado, la Dra. Margarita Barretto diferencia el “Fenómeno Turístico” y el “Estudio del Fenómeno”. Coles (2005), por su parte, diferencia entre Turismo en mayúscula como el área de investigación académica, y el turismo en minúscula como el objeto de estudio.

La Turismología o Ciencia del Turismo debe crear conocimiento y debe elaborar sus propias teorías y metodologías, convirtiéndose en una disciplina científica transversal, donde el conocimiento sea compartido por todas las disciplinas científicas que se sientan involucradas en el estudio del Fenómeno Turístico. El Fenómeno Turístico es tan complicado, cambiante y heterogéneo que para la creación de conocimiento es necesaria la intervención aglutinadora del Turismólogo (en su parte académica) y el Tursitólogo (en su parte más práctica) que justifica este conocimiento turístico como disciplina científica. Su visión, la del Turismólogo, está abierta a todos los aspectos del Fenómeno Turístico, de manera holística, y no sólo focalizada en un solo aspecto. La valoración o utilidad de un trabajo o artículo científico puede ser muy diverso, dependiendo del interés del científico que lo interprete.  Por lo que podemos entender que la Turismología no es una ciencia exacta debido:

-          Primero, a la heterogeneidad de su composición.

-          Segundo, en su parte científica, por las diferentes disciplinas que pueden aportar conocimiento e interpretaciones.

-          Tercero, por su parte más popular, por la diversidad de usuarios que consumen la diversidad de servicios ofrecidos.

Ante estas tres premisas, se podría decir que estoy más cerca de Barretto (2000) en su discurso de que el turismo es algo concerniente a las Ciencias Sociales, sobre todo en la parte de conducta humana, tanto desde el punto del huésped, comensal o visitante como del prestador del servicio demandado. Las ciencias sociales permitirán, a las diferentes disciplinas, tener en cuenta las necesidades del consumidor turístico y fortalecerán las investigaciones científicas (Jafari, 2005) como herramientas de mejora de la industria turística.

También es cierto que la creación de disciplinas científicas implica poner fronteras entre la relación de diferentes maneras de estudiar el Fenómeno Turístico / Turismo y la transversalidad del conocimiento entre diferentes disciplinas o ciencias. Existe conocimiento más allá de la propia disciplina. Algunos autores como Coles (2005) o Toulmin (2001) ven como problemática la construcción de disciplinas, ya que pone fronteras a la transversalidad de conocimiento de los trabajos académicos. Por lo que, tal como dice Oviedo-García (2016), es importante conectar a diferentes investigadores de diferentes disciplinas entre sí para que la investigación turística evolucione hacia lo interdisciplinar, como un trabajo de colaboración.

No estoy en contra de que estudiosos de otras disciplinas den su opinión sobre la ejecución de los servicios en la industria del servicio turístico, siempre y cuando entiendan que su punto de vista es una parte de un todo que forma la industria del servicio turístico y que el objetivo principal del turismo es la satisfacción del huésped, comensal o visitante.

Hay que reconocer, también, que la turismología como ciencia o disciplina científica, otorgan prestigio al conocimiento turístico, no sólo en la parte académica del turismo, sino también en la parte más profesional del servicio turístico, desde al asesor turístico, pasando por la parte gerencial y descendiendo por todo el organigrama hasta llegar a sus bases, que son los que ejecutan el servicio y consiguen la satisfacción del huésped, comensal o visitante. Estas bases, que en muchas ocasiones son olvidadas como parte importante del servicio ejecutado por la industria turística.

 

La Turistología: de la disciplina científica a la ejecución del servicio turístico.

El turismo nació sin apenas saber que se creaba. Alguien descubrió un entorno o atractivo y vio que valía la pena viajar para verlo. La necesidad de aventura, o sencillamente el descanso, fue lo que siempre ha movido al Ser Humano a viajar. Por lo que podríamos decir que, el Turismo es el resultado de satisfacer la necesidad de las personas por conocer o experimentar situaciones que no son habituales en su día a día y que les ayuda desconectar.

Esta necesidad básica se ha ido completando con otras necesidades más específicas que han provocado la aparición de nuevos servicios, más especializados, para poder satisfacerlas, y que sus características principales están vinculadas al binomio del servicio de personas para personas (alojamientos, restaurantes, ocio, actividades, etc.).

El turismo se ha convertido en una industria muy compleja pero los principales actores continúan siendo el huésped, el comensal, el visitante y el destino como ejecutor de los diferentes servicios ofrecidos. La Turistología es quien, como un paraguas científico, aglutina y filtra las investigaciones realizadas, ahondando y profesionalizando dichas investigaciones hacia la mejora y entendimiento del Fenómeno Turístico. Vemos un par de definiciones:

-          La Turistología. Estudia a los usuarios turísticos (Visitantes, huéspedes y Comensales) en sus desplazamientos, motivaciones, espacios, necesidades, comportamientos, etc.

o   Turistólogo. Es el experto turístico que estudia, analiza e investiga al usuario turístico en todas sus acciones, necesidades, motivaciones y movimientos que realiza durante sus desplazamientos, tanto por ocio como por trabajo. Sus trabajos son rápidamente puestos a la práctica dentro de la industria turística siendo sinónimo de “Experto turístico en …” (Usuarios turísticos, Hostelería, Gastronomía, Destinación, etc.) pero siempre enfocado a la satisfacción final del usuario turístico por medio de los servicios turísticos que se le ofrecen.

Entonces podemos decir que la Turismología es la ciencia del conocimiento turístico y la Turistología es la práctica del conocimiento turístico, pero el tursitólogo, junto con la industria y el usuario turísticos deben provocar este conocimiento

Comentar, como dato adicional, que David Rendón (2013) escribió y definió sobre la Excursiología que: “es la rama de la turismología que estudia al visitante de día o excursionista (menos de 24 horas), sus distintas acciones de motivación, traslado y uso del espacio turístico”. A mi parecer, la Turistología ya da cabida al tema del visitante de un día, ya que muchos de los estudios y análisis son transversales entre Huésped, comensal y visitante.

El turistólogo deben permanecer atento a los cambios que suceden dentro del consumo turístico ya que, en algunas ocasiones, el cambio se realiza en cuestión de pocos meses, provocando una obsolescencia del servicio ofrecido. El tursitólogo debe tener la agilidad de adaptar la teórica creada por el turismólogo a la práctica diaria de la industria turística y adaptarla a la nueva realidad turística, interpretando dicha realidad. Es el experto que conceptualiza el saber científico, académico y popular en una herramienta útil para ser utilizada en primera línea de la industria del turismo.

Esta aportación de conocimiento permite, al turistólogo, elaborar sus propios estudios e investigaciones, convirtiendo el Turismo en una ciencia interdisciplinar, aportando nuevos conocimientos científicos y prácticos a la industria turística para la mejora de los servicios ofrecidos y la satisfacción de sus consumidores. Por lo que, el turistólogo, tiene (o debería tener) una visión más práctica del turismo y, en particular, del servicio de primera línea.

Por desgracia, estas aportaciones de los turismólogos y turistólogos nutren más a lo científico y académico que a lo práctico e inmediato, como dice Jafari (2005) “a la industria turística le cuesta utilizar los estudios e investigaciones para la mejora de sus servicios” y es verdad, la industria turística está demostrando más interés por la parte económica de subsistencia, que por la parte holística del turismo (necesidades, experiencias, profesionalidad, etc.). Y esto es debido a la liberación o relajación de las exigencias profesionales en todos los ámbitos de servicios turísticos, y también en la formación académica de los futuros profesionales en Turismo, tanto en su parte gerencial como en su parte de primera línea del servicio ofrecido y ejecutado, donde se prima la economía a lo propiamente del fenómeno Turístico.

La formación académica de los nuevos turistólogos, expertos en destinos y empresas turísticas, debería fomentar el uso de trabajos turísticos-científicos para la mejora continua de sus servicios. La turismología debería proporcionar estos estudios, en su parte más práctica, a estos futuros turistólogos para ayudarles en su formación y reciclaje y para la mejora de los servicios que ofrecen.

Siguiendo a Mendoza, Rendón y Linzán (2019), en su artículo “El turismo como objeto de estudio y campo de actuación profesional: Un tema de identidad” el turistólogo deben tener en cuenta que el turismo está constituido en cinco niveles de análisis y aproximación: El Hecho, la Actividad, el Proceso, el Sistema y el Fenómeno. Estos cinco niveles involucran a toda actividad o servicio turístico, y no turístico, de un destino. Estas autoras definen cada uno de estos niveles como:

-          Hecho: La existencia u ocurrencia de algo, que se puede verificar mediante medición y comprobación empírica.

-          Actividad: Es la capacidad de obrar o de producir un efecto, con aquellas acciones u actuaciones que desarrolla un ente de manera habitual y/o cotidiana en la producción o consumo de las actividades del turismo

-          Proceso: Es aquel efecto que empieza cuando ciertos individuos debidamente motivados se interesan por conocer y visitar unos atractivos, naturales y/o culturales, fuera de su lugar de residencia habitual.

-          Sistema: Es el conjunto de elementos relacionados entre sí, cuya finalidad es alcanzar un objetivo determinado previamente.

-          Fenómeno: Es la generación de una serie de fuerzas, tensiones, tendencias, encuentros y desencuentros que inciden dentro de ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, configurando el Fenómeno Turístico.

La relación existente entre la turistología con la industria turística debe ser de colaboración, ya que el destino turístico, que es su laboratorio, permite estudios y prácticas in situ, buscando resultados, casi inmediatos, a cambios en las necesidades de los usuarios. Lo científico no tiene sentido sino se lleva a la práctica y ésta debe ser la función del turistólogo, además de la investigación y análisis de la realidad concreta de la que nos hablaban las autoras Mendoza, Rendón y Linzán (2019).

La innovación y posterior gestión en el ámbito turístico son reacciones a las necesidades provocadas por los usuarios turísticos.

La Turistólogo o el arte de ser experto en turismo.

Pero ¿en qué momento se convierte una disciplina científica en arte? Quizás, denominar arte a la ejecución de un servicio turístico basado en estudios científicos cuyo objetivo principal es satisfacer y contentar a los huéspedes, comensales y visitantes es un poco pretencioso. Con el añadido de que dicho servicio no corresponde a la entrega de ningún producto tangible, sino el disfrute de algo intangible y que sólo da derecho a llevarse el recuerdo de haberlo experimentado y que sólo quedará la experiencia vivida.

Arte es el capacidad y habilidad para hacer algo, utilizando un conjunto de preceptos y reglas que son necesarios para hacerlo correctamente. Esta definición de la RAE deja claro que la ejecución de un servicio turístico está rozando el arte, ya que todos los servicios turísticos tienen sus reglas, sus protocolos y sus normas. El servicio de mesa, la elaboración de un plato, hacer una cama o limpiar un baño, abrir una botella de vino, atender a un huésped, informar a un visitante…, todos tienen sus procedimientos de realizar el trabajo. Saltarse las reglas, los protocolos y las normas dará como resultado un servicio mediocre y poco profesional, incapaz de conseguir el objetivo principal que es la satisfacción del huésped, comensal o visitante.

La principal habilidad de un turistólogo y de los profesionales que le rodean es comprender que el turismo no está compuesto por números, sino que son personas que eligen un destino o una empresa turística en concreto para realizar su sueño y nosotros somos los encargados de convertir el sueño en realidad. Para alguien que no tenga vocación de turistólogo, esta afirmación, le puede parecer muy empalagosa o fuera de lugar o de otras épocas, pero la gestión de las necesidades del usuario turístico, la gestión de la hospitalidad o el culto al huésped, lo que en japones llaman Omotenashi, es la principal habilidad de un turistólogo y de todos sus profesionales turísticos.

Entonces, el turistólogo debe tener la seguridad de que las personas que ejecutaran los servicios que ha diseñado (fruto de sus estudios, investigaciones y análisis), deben ser verdaderos profesionales, capaces de seguir los procedimientos del servicio y ejecutar el servicio con el objetivo de satisfacer el visitante, huésped o comensal en tiempo real.

La formación académica del turistólogo debe abarcar el conocimiento y la comprensión de las partes intangibles del Fenómeno Turismo, que no son otras que la empatía o el trato con los usuarios turísticos, la fiabilidad del servicio o tener claro qué se hace y cómo se hace (ofrecer) y qué recibe y cómo recibe el servicio (ejecutar), y la profesionalidad compuesta por la responsabilidad, moralidad y ética tanto de los gestores como de los ejecutores del servicio. Una vez adquirido el conocimiento turístico, la comprensión del turismo y los servicios ofrecidos por las empresas, podrá empezar la formación en las demás herramientas necesarias para la gestión y difusión del Turismo (contabilidad, economía, marketing, TIC, etc.) que ayudarán a que esta relación entre el turistólogo y el usuario turístico sea más fluida. De nada sirve ser un gran contable, un gran vendedor, un gran programador informático, un gran investigador, sino se entiende bien el concepto de Omotenashi o el servicio de “personas para personas”.

Un turistólogo como experto en las ciencias turísticas y en las habilidades necesarias para su gestión y difusión, debe tener el foco de sus acciones, tanto investigadoras como ejecutoras del servicio, a los usuarios turísticos, ya que si no es capaz de satisfacerlos no tiene sentido su aportación a la industria turística.

La turistología es una disciplina científica con un intenso contacto con sus usuarios, y este contacto de “personas para personas” obliga a que todo el servicio diseñado se realice correctamente a la primera, no existen segundas oportunidades. Esta disciplina científica, aun no siendo una ciencia exacta, no puede permitir que sus resultados no sean los esperados. No puede basarse en el concepto del método prueba-error, no hay margen para ello, ya que ello comportaría que un huésped, comensal o visitante hubiera perdido su oportunidad única de convertir su sueño en realidad.


Sus estudios y análisis han de aportar conclusiones y resultados a su especialidad turística y siempre localizadas en el contexto de las diferentes etapas del viaje y necesidades del usuario. Para ello debe saber utilizar y dominar tres tipos de herramientas: las científicas de análisis, la de experto de gestión y las profesionales de ejecución. El turistólogo no debe dedicarse solamente a la venta y distribución del servicio turístico, sino que ha de convertirse en un “Creador de Interés Turístico” que sea capaz de posicionarlo en el mercado adecuado, en el momento adecuado y al precio adecuado. El interés turístico es la acción, la venta y la distribución es la herramienta utilizada para dar a conocer la acción. La creación de interés turístico consiste en crear contenido interesante para la futura experiencia del usuario y debe saber comunicar todos los servicios que forman parte de este contenido. Pero la creación de interés turístico no se consigue sin el conocimiento y comprensión del Fenómeno Turístico, adaptándolo al destino o a la empresa turística en el que se está trabajando, sobre todo en la parte intangible de este Fenómeno Turístico.

Al turistólogo se le plantean dos dudas en el momento de crear un interés turístico. ¿En qué tiene que pensar primero, en el usuario turístico que está en el mercado o en el potencial de los servicios ejecutados en el destino? Captar al usuario turístico, adaptando el destino turístico sólo a las necesidades del usuario, significa basar gran parte del interés turístico en el precio, lo que denota una falta de otro motivador turístico que puede provocar el desplazamiento del huésped, comensal o visitante. Por el contrario, el turistólogo debe saber encontrar el potencial del destino y poner en valor la capacidad de ejecución de los diferentes servicios ofrecidos, uniéndolos en un solo interés turístico y, a su vez, saber colocarlo en el mercado adecuado y especializado en busca del usuario que conozca, valore y entienda el servicio que se le ofrece. Sin olvidar que el precio es una de las muchas variables que motivan el movimiento turístico.

Conclusiones

El Turismo es un Fenómeno que se ha creado, involuntariamente, gracias a las necesidades de los visitantes, huéspedes y comensales al visitar el destino elegido y a la consumición de los diferentes servicios ofrecidos. Este desplazamiento ha surgido por el interés turístico sobre el atractivo turístico y los servicios ofrecidos en todas las etapas del viaje.

Esta necesidad de desplazamiento en momentos de ocio o trabajo, por parte del usuario turístico, forman parte del Fenómeno Turístico. El usuario turístico junto con el atractivo turístico son la columna en la que se sustenta el Turismo. A partir de aquí la Turistología estudia y analiza todos los servicios ofrecidos en diferentes etapas del viaje en que interviene el usuario turístico y sus necesidades. Llegado este momento, el turistólogo se convertirse en un “experto de un servicio en concreto” al especializarse en una de estas etapas y profundizar en uno o varios de los servicios ofrecidos por el destino. El turistólogo crea el interés turístico por un destino teniendo como base el servicio ofrecido por el destino y las necesidades actuales del usuario turístico.

Por otro lado, la Turismología es la parte científica/académica, que analiza y teoriza sobre todos los aspectos del Fenómeno Turístico. Podemos decir que el turismólogo es el turistólogo que se ha especializado en la investigación del Fenómeno Turístico en todas sus facetas. Sus investigaciones nutren a la parte académica del Turismo.

Todos los cambios dentro del Fenómeno Turístico, sus investigaciones, sus innovaciones y posterior gestión en el ámbito turístico, son causados por reacciones a las necesidades provocadas por los usuarios turísticos (huéspedes, comensales o visitantes). Por lo que podemos afirmar que el Turismo puede ser considerada una disciplina de las Ciencias Sociales y la Turismología es la ciencia del conocimiento turístico y la Turistología es la práctica del conocimiento turístico, pero el tursitólogo, junto con el usuario turístico y los servicios ofrecidos debe provocar este conocimiento.

En los estudios de Grado de Turismo, sus estudiantes, deben salir con una formación que les capacite el ejercicio de Turistólogo, para luego ser capaz de decidir su futuro profesional dentro de la Turistología como diseñador o ejecutor del servicio turístico o bien continuar su formación hacia la Turismología, parte académica y científica del Fenómeno Turístico

Tanto la Turismología como la Turistología proporcionan contenido al ámbito académico turístico, en sus diferentes especialidades profesionales, ya que se benefician del conocimiento originado por las diferentes investigaciones y análisis científicos.

El Fenómeno Turístico continua y continuará creando debate sobre la necesidad, o no, de considerarlo como una disciplina científica dentro de las Ciencias Sociales y seguro que todo lo comentado en este artículo es susceptible a ser rebatido o apoyado y puede abrir líneas de investigación, cosa que es deseable, por el bien y evolución del Fenómeno Turístico y de sus usuarios. Desde aquí ánimo, a quien esté en su mano, a que devuelva, al ámbito académico turístico, la importancia que se merece la parte intangible del Fenómeno Turístico.

 

Bibliografía

-                      Barretto, M. (2000). En pro de las ciencias sociales aplicadas al turismo. In Serrano, C., Bruhns, H., y Luchiari, M.T.DP., Olhares Contemporâneos sobre o Turismo, Campinas Papirus: 17-36.

-                  Coles, T., Duval, D. T., & Hall, M. (2005). Sobre el turismo y la movilidad en tiempos de movimiento y conjetura posdisciplinar. Política y sociedad, 42(1), 85-99.

-                  Jafari, J. (2005). El turismo como disciplina científica. Política y sociedad, 42(1), 39-56.

-                  Molina, M. E. (2019). Un acercamiento teórico a la significación del turismo desde lo fenomenológico. PASOS Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 17(1), 9-23.

-          Oviedo-García, M.A. (2016). Tourism research quality: Reviewing and assessing interdisciplinarity. Tourism Management, 52, 586-592.

-          Peralta Mendoza, S. P., Freire Rendón, M., & Linzán Rodríguez, S. (2019). El turismo como objeto de estudio y campo de actuación profesional: Un tema de identidad.

 

 

 





 

El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

  El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo Una pregunta que me suelo hacer en muchas ocasiones, y q...