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21 diciembre 2023

El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

 



El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

Una pregunta que me suelo hacer en muchas ocasiones, y que ya he intentado responder en mis libros o en mis publicaciones, es sobre las dos dudas que se le plantean al tursitólogo en el momento del diseño de un servicio: ¿En qué debe pensar primero, en el usuario turístico que está en el mercado o en el potencial real de los servicios que se ofrecen y ejecutan en el destino? Otra pregunta interesante en el que debería reflexionar es: ¿El Turistólogo debe crear la necesidad o debe satisfacer la necesidad? Hoy me gustaría reflexionar sobre las necesidades turísticas que intervienen en la satisfacción del usuario turístico y sus repercusiones en el destino. El turistólogo seguro que utilizará sus respuestas a estas preguntas para decidir las estrategias a seguir y que marcarán la durabilidad en el tiempo, del destino o empresa turística, dentro del mercado turístico escogido.

El ser humano se suele desplazar, de un lugar a otro, por necesidad y si hablamos del Turismo este desplazamiento se realiza, principalmente, por la necesidad de conocimiento y de ocio. La satisfacción de esta necesidad suele estar sujetas a ciertas preferencias de consumo turístico: paisaje, cultura, instalaciones especializadas, situación económica. Todas ellas están relacionadas con el entorno que ofrece el destino y las diferentes posibilidades de satisfacerlas. Estas preferencias pueden cambiar según las circunstancias en que se encuentre el usuario turístico. A si pues, puede influenciar su decisión, el estado de ánimo, la compañía en la que realiza el consumo turístico, la época del año en que realiza el consumo turístico, la situación laboral o privada en que se encuentra. Todo ello motivará el DÓNDE va a realizar el consumo y provocará una visión de conjunto del destino deseado (Playa, montaña, historia, costumbres, religión, naturaleza, negocios, ocio, deporte, salud, etc.).

A partir de este momento empieza la búsqueda del COMO va a satisfacer sus necesidades. Su visión se focaliza en zonas de interés, como pueden ser localizaciones o servicios turísticos ofrecidos, que ayudarán a consumir el DÓNDE satisfaciendo sus necesidades de conocimiento u ocio.  La conservación del destino o la ejecución de los servicios ofrecidos le harán decidir en qué playa, qué montaña, qué bosque, qué monumento, qué museo, qué costumbres, qué gastronomía, qué parques de atracciones, qué sala de congresos, qué teatros, qué competición, qué balnearios, etc. va a satisfacer estas necesidades.

Convertir un atractivo turístico que provoque el desplazamiento del usuario turístico es difícil, pero cuando se consigue se debe cuidar para asegurar su durabilidad en el tiempo. La imagen dada por el destino ayudará a decidir el DÓNDE y las ejecuciones de los servicios ofrecidos dentro del destino y la conservación de los lugares de interés decidirá el COMO.

 

Turismo Sostenible y las necesidades turísticas

Hemos de partir de que el Turismo Sostenible lo componen por una parte el Medio Ambiente del destino; por otra parte, lo sociocultural del destino; y finalmente la parte económica del destino.  Recordemos que la parte económica del turismo no existiría sin el atractivo turístico, y el atractivo turístico sí que puede existir sin la parte económica.

-          Medio ambiente - Paisaje

El paisaje es uno de los principales atrayentes de los usuarios turísticos hacia un destino, también uno de los más olvidados por los gestores del destino. La gestión del paisaje o del entorno turístico suele estar en manos de la administración pública (Ayuntamientos, gobiernos comarcales, autonómicos o estatales) y en algunas ocasiones, los políticos y administradores, no ven en el paisaje un actor primordial y determinante para el destino turístico. El paisaje no suele pagar impuestos y sí que consume recursos. También es costoso su conservación, por lo que se deja a la madre Naturaleza que haga su trabajo y “auto-repare” las acciones incívicas del ser humano. El deterioro o desgaste del paisaje por su uso turístico o de ocio no suele entrar en los presupuestos gubernamentales; pero si a la Naturaleza se le ocurre estropear algún bien material del contribuyente la reparación es “inmediata”. La excusa más usada por políticos y administradores es que algunos entornos son privados y o pueden actuar.

Y están en lo cierto, solo faltaría. Pero en el caso de que el paisaje o el entorno privado se haya convertido en un atractivo turístico que beneficia al destino en general (Habitantes, hoteles, restaurante, tiendas, etc.), la gestora del destino o la administración local debe asegurar que la explotación que se lleva a cabo sea sostenible y que la relación propietaria/administración/habitantes no se rompa. En estos casos podemos encontrar, dentro del paisaje o entorno, puntos de interés local que han llegado a completar el atractivo turístico paisajístico, como son ermitas, castillos, montañas emblemáticas, ríos, playas, etc. Llegar a un pacto de colaboración publico/privado sería lo adecuado. Esto dependerá, siempre, de la legislación vigente en cada país.

El atractivo turístico paisajístico es el más delicado, y su fragilidad no se tiene en cuenta hasta que no se echa en falta y su recuperación es muy difícil y costoso. El cambio climático está acelerando la transformación de muchos de los atractivos turísticos referentes al turismo de paisaje. La temperatura ambiente, el caudal del agua de algunos ríos, los pantanos, la temperatura del agua del mar y la supervivencia de sus peces, las aves, los bosques, los jardines, etc. están adaptándose o desapareciendo, cambiando la “foto turística” por la cual el destino era conocido. El turistólogo debe ser consciente que el atractivo paisajístico y el entorno que le envuelve provoca, al usuario, la estimulación de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) y estos cinco sentidos son los que le provocan la satisfacción de su experiencia turística vivida. Si alguno de estos sentidos no está conforme con los sueños del visitante, el atractivo ira descendiendo en su nivel de expectativas y el destino necesitará, si se detecta esta falta de interés, un urgente cambio en la estrategia del destino sobre el atractivo turístico, perjudicando todo el trabajo realizado hasta el momento por las empresas turísticas que ofrecen y ejecutan sus servicios.

Durante la pandemia del Coronavirus (Covid-19)(2019-2021) y tras les restricciones de movilidad, los habitantes de las ciudades y pueblos redescubrieron la naturaleza, volcándose en masa al consumo de aire libre y puro, buscando, en sus vacaciones, evitar la masificación. Esto provoco que varios paisajes delicados y zonas protegidas, restringieran su entrada al superar su capacidad de carga y poner en peligro la zona. Esto provoco que algunos pequeños destinos implantaran el “Desmarketing” o la publicidad disuasiva y desmotivadora para evitar la masificación de ciertos destinos turísticos frágiles.  El desmarketing intenta disuadir a los potenciales viajeros a que vayan al destino mediante mensajes negativos o elementos desmotivadores como dificultad de aparcamiento, de transporte, malas comunicaciones, tasas, etc.

La gran afluencia de usuarios turísticos, que no están acostumbrados a moverse por entornos naturales frágiles y zonas protegidas, hace necesario que el gestor de cada destino implemente medidas para el buen uso y conservación del atractivo paisajístico o del entorno que ha llamado la atención de los usuarios turísticos. En algunos casos el incivismo es difícil de controlar debida a las propias características del atractivo turístico, pero esto no quiere decir que se deba descuidar, sino todo lo contrario, mantener y conservar es parte de la sostenibilidad del destino turístico.

Por otro lado, podemos encontrarnos con un “desmarketing involuntario” que se pueda dar cuando un destino turístico oferta servicio o productos concretos que después no están a la altura de las expectativas y necesidades de los usuarios que lo quieren disfrutar. Esto hace que dichos usuarios no regresen o incluso hablen mal del destino, provocando una contra publicidad.

Hemos hablado de la heterogeneidad de los usuarios turísticos y de las diferentes necesidades turísticas y modos de satisfacerlas y que en muchas ocasiones choca con la manera de entender y utilizar el atractivo turístico por parte de los habitantes del destino. El turistólogo debe conocer el choque cultural que puede producirse cuando, algo que ha pertenecido a la cultura autóctona de los habitantes del destino ha de ser compartido con los usuarios turísticos que, quizás, no comprendan la importancia que tiene aquel atractivo turístico para los habitantes autóctonos.

Uno de los objetivos del turistólogo ha de ser la de asegurar la convivencia entre los usuarios turístico y los habitantes del destino.

-          Socio -Cultural

Aunque hemos dicho que el paisaje es unos de los principales atractivos turísticos del destino, la cultura, compuesta por la historia y las costumbres locales, están muy relacionadas con el paisaje que ha llegado a nuestros días. Esto es debido a las decisiones, al comportamiento y a las costumbres de los antepasados del destino que decidieron instalarse en el lugar dándonos la oportunidad de disfrutar de su legado. Lo mismo sucederá con el paisaje, historia y costumbres locales que nosotros dejemos a nuestros descendientes y futuros habitantes de los diferentes destinos.

La cultura, sobre todo la cultura local, es un conocimiento que se debe proteger y ser trasmitido de generación en generación a través de sus gestores, conservadores y posibles divulgadores. Los gestores de los atractivos turísticos culturales tienen la responsabilidad de mantener vivo el legado que se ha recibido y que ha provocado el interés del usuario turístico. Según la atención que tengan dichos gestores, harán que el atractivo turístico cultural capte o no el interés de los usuarios. El igual que el paisaje podemos encontrar que la propiedad no sea de orden público sino privado. Como hemos comentado con el paisaje, es muy importante la relación existente entre propiedad y administración para que el interés continue en el tiempo gracias a su conservación.

En el supuesto de una propiedad pública la gestión administrativa está sujeta a inversiones o ayudas de conservación del patrimonio cultural. Algunas veces la importancia dada por una administración local o la dada por administraciones superiores no es la misma, lo que provoca una falta de inversión en el mantenimiento y conservación del atractivo cultural. Algunos ayuntamientos no pueden asumir los costes de mantenimiento del patrimonio cultural local, lo que perjudica su imagen. Sus actuaciones suelen ser lentas y llegan tarde, convirtiéndose en intervenciones caducadas o exageradamente costosas.

Cuando la gestión está en manos de personas físicas o empresas, que dentro de sus posibilidades intentan mantener y conservar el patrimonio, en este caso privado. Aunque su interés puede ser parte de la cultura local esto no significa que pueda ser visitado o usado por los visitantes sin permiso de la propiedad. Las actuaciones sobre el patrimonio cultural privado se corresponden al grado de interés que tenga, el particular, sobre el atractivo cultural. Las actuaciones o inversiones o son extremas, o son muy rápidas o son casi nulas. En algunas ocasiones la administración ha tenido que actuar para no perder el patrimonio con un convenio de colaboración público-privado.

El convenio de colaboración públicos-privados es la gestión mixta del patrimonio particular. Puede suceder que el interés cultural local del atractivo en cuestión y su explotación como atractivo turístico privado beneficie a todo el destino, para ello se realiza un convenio de colaboración entre la administración y el propietario para su utilización como atractivo turístico local y asegurar el acceso y conservación del atractivo.

El atractivo turístico cultural atrae a multitud de usuarios turísticos necesitados de adquirir conocimiento. La experiencia turística en el atractivo turístico cultural está fundamentada en la vivencia de recuerdos pasados que nos pueden trasladar a otras épocas o lugares.

El viaje a un atractivo turístico cultural es todo aquel desplazamiento cuyo objetivo principal es adquirir conocimiento y respeto hacia un hecho relacionado con la cultura del lugar que se visita, normalmente intangible. La preparación del destino especializado en mostrar su historia y sus costumbres ha de estar diseñado pensando en el buen mantenimiento de las zonas a visitar, pero también en una información verídica subministrada a los usuarios turísticos.

La veracidad y autenticidad de los lugares aseguran la subsistencia de la historia y costumbres del destino. El entorno y la información subministrada debe ser capaz de transportar al visitante a los escenarios que se describen. Lo peor que puede suceder a un destino es que un “viajero” describa su visita a unas ruinas romanas como un montón de piedras, sin comentar nada de las vivencias de estas piedras. El mensaje, en este tipo de atractivos turísticos, ha de envolver al usuario turístico, transportándolo a dentro de la historia del mensaje.


Así como el atractivo paisajístico es frágil, el atractivo cultural también los es, por ello, el usuario turístico, debe ser informado del significado del atractivo cultural que va a visitar y como de usarlo y disfrutarlo (comportamiento, vestimenta, fotos, música, comida, bebida, etc.)

El atractivo cultural, junto con el atractivo paisajístico, son las motivaciones del viaje, convirtiéndose en los actores principales del destino, ya que, sin ellos, quizás no hubieran sido descubiertos por los antiguos viajeros-aventureros que atribuyeron sentido turístico a estos lugares.

-          Económico - Instalaciones especializadas

Aunque el objetivo principal de la parte económica de la sostenibilidad es la de ser facilitadora del consumo del atractivo turístico, también pueden convertirse en atractivos turístico gracias a su popularidad y porque sus instalaciones cumplen con los valores de un atractivo. Recordemos: deseo, necesidad, estatus social, seguridad y conservación.

En la mayoría de los casos, las instalaciones especializadas, surgen como servicio de un atractivo paisajístico o histórico, por lo que suelen ser, en su mayoría, de gestión privada. Su aceptación, dentro del destino, por parte del usuario turístico, las convierte en un atractivo pudiendo tener tanta importancia o más que su primer atractivo, que fue el paisajístico o cultural. Estas nuevas instalaciones, alguna ocasión, provoca discrepancias entre los habitantes locales y el usuario turístico. Tenemos, por ejemplo, las zonas vacacionales de costa, donde los servicios de ocio han igualado o han superado el protagonismo a las playas o bosques, convirtiéndose en el principal atractivo de algunos destinos vacacionales, no sin las quejas de los habitantes locales.

Las instalaciones especializadas pueden llegar a crear un nuevo destino autónomo y completamente a parte de un paisaje o cultura. Es el caso de los parques de atracciones, donde éstos son construidos como servicios complementarios de un destino, pero debido a su éxito y a los servicios complementarios que construyen en su interior (hoteles, restaurantes, tiendas, etc.) terminan siendo el atractivo principal, incluso desplazando el nombre del destino que los acogió. Ejemplos como los parques de Dissney World o Port Aventura Word donde los viajes no se realizan al destino que los acogió sino directamente al parque como destino.



Sea cual sea el objetivo final del servicio económico implantado en el destino, debe tener como resultado final la satisfacción del usuario turístico en relación con el atractivo turístico del destino. Es difícil para la administración del destino buscar un objetivo único para todas las empresas que operan y dan servicio turístico dentro del destino. Sus intereses y maneras de actuar no suelen ser los mismos, pudiendo beneficiar o perjudicar al colectivo de empresas turísticas y al atractivo turístico del destino,

Algunos de estos atractivos o entornos turísticos pueden ayudar, al turistólogo, a segmentar o especializar el turismo de un destino. La convivencia entre usuarios turísticos con necesidades de atractivos turísticos diferentes se consigue combinándolos y sincronizándolos en el tiempo, para que convivan sin interponer sus necesidades el uno al otro, pudiendo ser complementarios y llegar a una especialización del mercado. Sino se consigue está combinación y sincronización de atractivos turísticos se puede llegar a diversificar el mensaje, llevando al usuario turístico a sentirse confundido al ser incapaz de interpretarlo y no encontrar aquello que había entendido en el mensaje. La segmentación o especialización representa la apuesta del destino y de los servicios ofrecidos por el o los atractivos detectados.

El atractivo turístico no lo selecciona una persona, sino que surge por su uso y disfrute, primero de los habitantes locales que lo convierten en una atractivo autóctono, original y único; más tarde de los usuarios turísticos que lo convierten en atractivo turístico. Tras convertirse en atractivos turísticos, éstos deben ser aceptados y utilizados no sólo por los usuarios turísticos del destino sino también por todos los actores del destino, para que sea verdaderamente un auténtico atractivo turístico local. Por ello el tursitólogo debe fomentar la buena relación entre el atractivo turístico y los demás actores que forman parte de la constelación del Fenómeno Turístico del destino.

 

27 septiembre 2022

Turismología o Turistología. La ciencia del Turismo.

 

Turismología o Turistología. La ciencia del Turismo.

Introducción

Muchas ramas de las ciencias humanas y sociales dedican tiempo de sus investigaciones al conocimiento del turismo, y los estudios del Grado de Turismo se nutren, académicamente, de estas investigaciones, pero actualmente, el turismo per se, ya tiene el suficiente conocimiento como para ser autónomo en sus investigaciones y publicaciones científicas, y utilizar estos resultados en la ejecución del servicio ofrecido en primera línea. El turismo, como hecho social, necesita de los estudios e investigaciones para su evolución, y no deben caer, estas publicaciones, en el olvido tras publicarse en las revistas especializadas, sino que las investigaciones turísticas deben ser difundidas para el enriquecimiento de la profesión y posterior aplicación en la ejecución de los servicios.

El desarrollo del turismo la ha marcado la evolución del usuario turístico, con el cambio de sus necesidades. Es a partir de este cambio de necesidades y la importancia adquirida por la sociedad, que otras disciplinas han ido tomando interés por especializarse, y en muchos casos han añadido una especialización dentro de sus propias disciplinas académicas.

Esto nos lleva a que la persona que realiza los estudios de Grado de Turismo ya no es sólo un técnico, obviamente, si no alguien que comprende el significa del turismo y que tiene las herramientas necesarias para profesionalizarse, tanto como científico, diseñador o ejecutor del servicio ofrecido en el destino

Estudios e investigaciones turísticas.

Más allá del debate sobre si el Turismo como carrera universitaria es ciencia, disciplina, difusión del conocimiento, análisis, identidad, categoría académica, y todo aquello que le queramos colgar junto a la palabra “turística”, hemos de tener en cuenta que el objetivo principal, de todo lo que envuelva al turismo, debe ser la satisfacción del huésped, comensal o visitante al poder disfrutar de su tiempo de ocio o del viaje de negocios tal y como se lo había imaginado.

Entiendo que la parte académica del turismo, aquella que formarán a futuros profesionales e investigadores turísticos, quieran dar prestigio y valor a los estudios y conocimientos propios del turismo, y donde otras áreas del conocimiento de diferentes ciencias han hallado un lugar para sus investigaciones. De hecho, los mayores investigadores y teóricos sobre el turismo están relacionados con alguna de las Ciencias Sociales (Geografía, Historia, Económica, Derecho, Sociología, Psicología, Políticas, Antropología etc.), pero también están involucrados estudiosos de las Ciencias Naturales (Físicas, Químicas, biológicas, etc. en temas más medioambiental, sostenible o de consumos de productos necesarios para el ocio) o también en la Ciencias Formales (estadística, matemáticas).

El turismo, y más concretamente el destino turístico, junto con todos sus servicios, es un gran laboratorio social donde, casi todas las ramas de las diferentes disciplinas científicas se alimentan para crear conocimiento desde su propio punto de vista. De hecho, todas las ciencias tienen como objetivo, en sus investigaciones, crear conocimiento para ayudar a que el Ser Humano tenga una vida mejor, por lo que las necesidades de este Ser Humano son tenidas en cuenta en muchas de las investigaciones publicadas diariamente en revistas especializadas.

De todas maneras, la vinculación de estas investigaciones con el turismo no es directa, pero son capaces de crear, involuntariamente, la necesidad del Ser Humano para adquirir conocimiento o simplemente curiosidad, y esto provoca el desplazamiento al lugar donde podrá satisfacer dicha necesidad, convirtiéndose en usuario turístico. Desde unas ruinas milenarias, hasta la creación de un parque natural, la bebida o comida con nuevas técnicas, un edificio emblemático, una cueva prehistórica, la puesta de huevos de una tortuga, unas ferias medievales, la construcción de la atracción más alta o vertiginosa del lugar, los restos de un parque de atracciones abandonado, o un accidente o una guerra… etc. Todas ellas están vinculadas a estudios realizados por diferentes disciplinas científicas y que, en algunos casos, su objetivo no es promover este desplazamiento de visitantes, sino un objetivo más directo a sus hipótesis de trabajo de investigación.

Pero el turismo de primera línea, aquel que disfruta el usuario turístico, debe evolucionar a la misma velocidad que evolucionan las necesidades de este usuario turístico, y esta evolución es muy rápida, por lo que la difusión de los resultados de las investigaciones llega tarde a la industria turística. Todas estas investigaciones y creación de conocimiento deberían pasar de la etapa científica a la académica y de la académica a la industria de servicio turístico lo más rápidamente posible. También es verdad que es necesaria la publicación de estas investigaciones en revistas especializadas, como filtro para que los estudios e investigaciones tengan cierta calidad, seriedad y credibilidad. Aunque esto ralentice la puesta en práctica de los resultados obtenidos.

 

Turismología, la ciencia turística como disciplina de las Ciencias Sociales

No hemos de olvidar, y de hecho habríamos de partir de esta base, que el turismo es una industria de servicio, que tiene su existencia en la relación de dos personas, una buscando satisfacer sus necesidades y otra intentando satisfacer dichas necesidades. El turismo está basado en la relación y comunicación de personas para personas

Antes de entrar en detalle veamos algunas definiciones para clarificar los términos Turismología, Turismólogo:

-          La RAE (Real Academia Española de la Lengua), todavía no tiene un vocablo que defina a la persona que dedica sus estudios o profesión al turismo. Tiene una en el “observatorio de palabras” que está generando dudas, y está pendiente de añadir, o no, al diccionario. Es la palabra Turismólogo/a y Turitólogo/a y se refiera a las dos como, “voz de creación reciente que se emplea en referencia a quienes estudian a los turistas o al turismo como fenómeno en toda su amplitud”.

Revisando la literatura publicada de diferentes definiciones sobre estos dos conceptos, podemos concretar que:

La Turismología pertenece a la ciencia social dedicada al estudio del turismo desde el punto holístico de su composición, que comprende su parte social, económica y espacial

o   Turismólogo es el experto turístico que ejerce, dentro del ámbito académico, como investigador y difusor de conocimiento en todos o parte de los aspectos relacionados al turismo (social, económico y espacial)

 

En los años 60 del siglo XX, el geógrafo yugoslavo Zivadin Jovicic empezó a preguntarse si las ciencias existentes eran capaces de comprender la magnitud del fenómeno turístico y focalizar todas sus dimensiones en una sola, ya que cada una de ellas (economía, geografía, sociología, etc.) era sólo una parte de esta magnitud. Él fue quien utilizó la Turismología como aglutinadora de los diferentes conocimientos sobre turismo, convirtiéndola en ciencia.

A partir de aquí se abre un sinfín de literatura, opiniones, debates, etc. sobre la conveniencia o no, de declarar al Turismo como ciencia, disciplina o rama de conocimiento. Estudiosos como Jean-Michel Hoerner (2000) en su obra "Traité de Tourismologie” que en 2005 amplió con su artículo « Encore un pas vers la Turismologie », o como la Dra. Margarita Barretto (2000) en su artículo “ En pro de las Ciencias Sociales aplicadas al Turismo”, o Jafar Jafari (2005) en su artículo “El turismo como disciplina Científica”, o María Ángeles Oviedo-Garcia (2016) con su artículo “Calidad de la Investigación Turística: revisión y evaluación de la interdisciplinariedad”, y otros muchos, han debatido y se continuará debatiendo sobre esta conveniencia de subir el Turismo como materia académica a los altares de las ciencias.

Jafar Jafari (2005) tiene claro que “el turismo está llamado a asumir un papel realmente interdisciplinar en el mundo académico, y el desarrollo de sus propias teorías y métodos serán tomadas por las mismas disciplinas que, con anterioridad, contribuyeron a la creación de sus bases científicas”.  Por otro lado, la Dra. Margarita Barretto diferencia el “Fenómeno Turístico” y el “Estudio del Fenómeno”. Coles (2005), por su parte, diferencia entre Turismo en mayúscula como el área de investigación académica, y el turismo en minúscula como el objeto de estudio.

La Turismología o Ciencia del Turismo debe crear conocimiento y debe elaborar sus propias teorías y metodologías, convirtiéndose en una disciplina científica transversal, donde el conocimiento sea compartido por todas las disciplinas científicas que se sientan involucradas en el estudio del Fenómeno Turístico. El Fenómeno Turístico es tan complicado, cambiante y heterogéneo que para la creación de conocimiento es necesaria la intervención aglutinadora del Turismólogo (en su parte académica) y el Tursitólogo (en su parte más práctica) que justifica este conocimiento turístico como disciplina científica. Su visión, la del Turismólogo, está abierta a todos los aspectos del Fenómeno Turístico, de manera holística, y no sólo focalizada en un solo aspecto. La valoración o utilidad de un trabajo o artículo científico puede ser muy diverso, dependiendo del interés del científico que lo interprete.  Por lo que podemos entender que la Turismología no es una ciencia exacta debido:

-          Primero, a la heterogeneidad de su composición.

-          Segundo, en su parte científica, por las diferentes disciplinas que pueden aportar conocimiento e interpretaciones.

-          Tercero, por su parte más popular, por la diversidad de usuarios que consumen la diversidad de servicios ofrecidos.

Ante estas tres premisas, se podría decir que estoy más cerca de Barretto (2000) en su discurso de que el turismo es algo concerniente a las Ciencias Sociales, sobre todo en la parte de conducta humana, tanto desde el punto del huésped, comensal o visitante como del prestador del servicio demandado. Las ciencias sociales permitirán, a las diferentes disciplinas, tener en cuenta las necesidades del consumidor turístico y fortalecerán las investigaciones científicas (Jafari, 2005) como herramientas de mejora de la industria turística.

También es cierto que la creación de disciplinas científicas implica poner fronteras entre la relación de diferentes maneras de estudiar el Fenómeno Turístico / Turismo y la transversalidad del conocimiento entre diferentes disciplinas o ciencias. Existe conocimiento más allá de la propia disciplina. Algunos autores como Coles (2005) o Toulmin (2001) ven como problemática la construcción de disciplinas, ya que pone fronteras a la transversalidad de conocimiento de los trabajos académicos. Por lo que, tal como dice Oviedo-García (2016), es importante conectar a diferentes investigadores de diferentes disciplinas entre sí para que la investigación turística evolucione hacia lo interdisciplinar, como un trabajo de colaboración.

No estoy en contra de que estudiosos de otras disciplinas den su opinión sobre la ejecución de los servicios en la industria del servicio turístico, siempre y cuando entiendan que su punto de vista es una parte de un todo que forma la industria del servicio turístico y que el objetivo principal del turismo es la satisfacción del huésped, comensal o visitante.

Hay que reconocer, también, que la turismología como ciencia o disciplina científica, otorgan prestigio al conocimiento turístico, no sólo en la parte académica del turismo, sino también en la parte más profesional del servicio turístico, desde al asesor turístico, pasando por la parte gerencial y descendiendo por todo el organigrama hasta llegar a sus bases, que son los que ejecutan el servicio y consiguen la satisfacción del huésped, comensal o visitante. Estas bases, que en muchas ocasiones son olvidadas como parte importante del servicio ejecutado por la industria turística.

 

La Turistología: de la disciplina científica a la ejecución del servicio turístico.

El turismo nació sin apenas saber que se creaba. Alguien descubrió un entorno o atractivo y vio que valía la pena viajar para verlo. La necesidad de aventura, o sencillamente el descanso, fue lo que siempre ha movido al Ser Humano a viajar. Por lo que podríamos decir que, el Turismo es el resultado de satisfacer la necesidad de las personas por conocer o experimentar situaciones que no son habituales en su día a día y que les ayuda desconectar.

Esta necesidad básica se ha ido completando con otras necesidades más específicas que han provocado la aparición de nuevos servicios, más especializados, para poder satisfacerlas, y que sus características principales están vinculadas al binomio del servicio de personas para personas (alojamientos, restaurantes, ocio, actividades, etc.).

El turismo se ha convertido en una industria muy compleja pero los principales actores continúan siendo el huésped, el comensal, el visitante y el destino como ejecutor de los diferentes servicios ofrecidos. La Turistología es quien, como un paraguas científico, aglutina y filtra las investigaciones realizadas, ahondando y profesionalizando dichas investigaciones hacia la mejora y entendimiento del Fenómeno Turístico. Vemos un par de definiciones:

-          La Turistología. Estudia a los usuarios turísticos (Visitantes, huéspedes y Comensales) en sus desplazamientos, motivaciones, espacios, necesidades, comportamientos, etc.

o   Turistólogo. Es el experto turístico que estudia, analiza e investiga al usuario turístico en todas sus acciones, necesidades, motivaciones y movimientos que realiza durante sus desplazamientos, tanto por ocio como por trabajo. Sus trabajos son rápidamente puestos a la práctica dentro de la industria turística siendo sinónimo de “Experto turístico en …” (Usuarios turísticos, Hostelería, Gastronomía, Destinación, etc.) pero siempre enfocado a la satisfacción final del usuario turístico por medio de los servicios turísticos que se le ofrecen.

Entonces podemos decir que la Turismología es la ciencia del conocimiento turístico y la Turistología es la práctica del conocimiento turístico, pero el tursitólogo, junto con la industria y el usuario turísticos deben provocar este conocimiento

Comentar, como dato adicional, que David Rendón (2013) escribió y definió sobre la Excursiología que: “es la rama de la turismología que estudia al visitante de día o excursionista (menos de 24 horas), sus distintas acciones de motivación, traslado y uso del espacio turístico”. A mi parecer, la Turistología ya da cabida al tema del visitante de un día, ya que muchos de los estudios y análisis son transversales entre Huésped, comensal y visitante.

El turistólogo deben permanecer atento a los cambios que suceden dentro del consumo turístico ya que, en algunas ocasiones, el cambio se realiza en cuestión de pocos meses, provocando una obsolescencia del servicio ofrecido. El tursitólogo debe tener la agilidad de adaptar la teórica creada por el turismólogo a la práctica diaria de la industria turística y adaptarla a la nueva realidad turística, interpretando dicha realidad. Es el experto que conceptualiza el saber científico, académico y popular en una herramienta útil para ser utilizada en primera línea de la industria del turismo.

Esta aportación de conocimiento permite, al turistólogo, elaborar sus propios estudios e investigaciones, convirtiendo el Turismo en una ciencia interdisciplinar, aportando nuevos conocimientos científicos y prácticos a la industria turística para la mejora de los servicios ofrecidos y la satisfacción de sus consumidores. Por lo que, el turistólogo, tiene (o debería tener) una visión más práctica del turismo y, en particular, del servicio de primera línea.

Por desgracia, estas aportaciones de los turismólogos y turistólogos nutren más a lo científico y académico que a lo práctico e inmediato, como dice Jafari (2005) “a la industria turística le cuesta utilizar los estudios e investigaciones para la mejora de sus servicios” y es verdad, la industria turística está demostrando más interés por la parte económica de subsistencia, que por la parte holística del turismo (necesidades, experiencias, profesionalidad, etc.). Y esto es debido a la liberación o relajación de las exigencias profesionales en todos los ámbitos de servicios turísticos, y también en la formación académica de los futuros profesionales en Turismo, tanto en su parte gerencial como en su parte de primera línea del servicio ofrecido y ejecutado, donde se prima la economía a lo propiamente del fenómeno Turístico.

La formación académica de los nuevos turistólogos, expertos en destinos y empresas turísticas, debería fomentar el uso de trabajos turísticos-científicos para la mejora continua de sus servicios. La turismología debería proporcionar estos estudios, en su parte más práctica, a estos futuros turistólogos para ayudarles en su formación y reciclaje y para la mejora de los servicios que ofrecen.

Siguiendo a Mendoza, Rendón y Linzán (2019), en su artículo “El turismo como objeto de estudio y campo de actuación profesional: Un tema de identidad” el turistólogo deben tener en cuenta que el turismo está constituido en cinco niveles de análisis y aproximación: El Hecho, la Actividad, el Proceso, el Sistema y el Fenómeno. Estos cinco niveles involucran a toda actividad o servicio turístico, y no turístico, de un destino. Estas autoras definen cada uno de estos niveles como:

-          Hecho: La existencia u ocurrencia de algo, que se puede verificar mediante medición y comprobación empírica.

-          Actividad: Es la capacidad de obrar o de producir un efecto, con aquellas acciones u actuaciones que desarrolla un ente de manera habitual y/o cotidiana en la producción o consumo de las actividades del turismo

-          Proceso: Es aquel efecto que empieza cuando ciertos individuos debidamente motivados se interesan por conocer y visitar unos atractivos, naturales y/o culturales, fuera de su lugar de residencia habitual.

-          Sistema: Es el conjunto de elementos relacionados entre sí, cuya finalidad es alcanzar un objetivo determinado previamente.

-          Fenómeno: Es la generación de una serie de fuerzas, tensiones, tendencias, encuentros y desencuentros que inciden dentro de ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, configurando el Fenómeno Turístico.

La relación existente entre la turistología con la industria turística debe ser de colaboración, ya que el destino turístico, que es su laboratorio, permite estudios y prácticas in situ, buscando resultados, casi inmediatos, a cambios en las necesidades de los usuarios. Lo científico no tiene sentido sino se lleva a la práctica y ésta debe ser la función del turistólogo, además de la investigación y análisis de la realidad concreta de la que nos hablaban las autoras Mendoza, Rendón y Linzán (2019).

La innovación y posterior gestión en el ámbito turístico son reacciones a las necesidades provocadas por los usuarios turísticos.

La Turistólogo o el arte de ser experto en turismo.

Pero ¿en qué momento se convierte una disciplina científica en arte? Quizás, denominar arte a la ejecución de un servicio turístico basado en estudios científicos cuyo objetivo principal es satisfacer y contentar a los huéspedes, comensales y visitantes es un poco pretencioso. Con el añadido de que dicho servicio no corresponde a la entrega de ningún producto tangible, sino el disfrute de algo intangible y que sólo da derecho a llevarse el recuerdo de haberlo experimentado y que sólo quedará la experiencia vivida.

Arte es el capacidad y habilidad para hacer algo, utilizando un conjunto de preceptos y reglas que son necesarios para hacerlo correctamente. Esta definición de la RAE deja claro que la ejecución de un servicio turístico está rozando el arte, ya que todos los servicios turísticos tienen sus reglas, sus protocolos y sus normas. El servicio de mesa, la elaboración de un plato, hacer una cama o limpiar un baño, abrir una botella de vino, atender a un huésped, informar a un visitante…, todos tienen sus procedimientos de realizar el trabajo. Saltarse las reglas, los protocolos y las normas dará como resultado un servicio mediocre y poco profesional, incapaz de conseguir el objetivo principal que es la satisfacción del huésped, comensal o visitante.

La principal habilidad de un turistólogo y de los profesionales que le rodean es comprender que el turismo no está compuesto por números, sino que son personas que eligen un destino o una empresa turística en concreto para realizar su sueño y nosotros somos los encargados de convertir el sueño en realidad. Para alguien que no tenga vocación de turistólogo, esta afirmación, le puede parecer muy empalagosa o fuera de lugar o de otras épocas, pero la gestión de las necesidades del usuario turístico, la gestión de la hospitalidad o el culto al huésped, lo que en japones llaman Omotenashi, es la principal habilidad de un turistólogo y de todos sus profesionales turísticos.

Entonces, el turistólogo debe tener la seguridad de que las personas que ejecutaran los servicios que ha diseñado (fruto de sus estudios, investigaciones y análisis), deben ser verdaderos profesionales, capaces de seguir los procedimientos del servicio y ejecutar el servicio con el objetivo de satisfacer el visitante, huésped o comensal en tiempo real.

La formación académica del turistólogo debe abarcar el conocimiento y la comprensión de las partes intangibles del Fenómeno Turismo, que no son otras que la empatía o el trato con los usuarios turísticos, la fiabilidad del servicio o tener claro qué se hace y cómo se hace (ofrecer) y qué recibe y cómo recibe el servicio (ejecutar), y la profesionalidad compuesta por la responsabilidad, moralidad y ética tanto de los gestores como de los ejecutores del servicio. Una vez adquirido el conocimiento turístico, la comprensión del turismo y los servicios ofrecidos por las empresas, podrá empezar la formación en las demás herramientas necesarias para la gestión y difusión del Turismo (contabilidad, economía, marketing, TIC, etc.) que ayudarán a que esta relación entre el turistólogo y el usuario turístico sea más fluida. De nada sirve ser un gran contable, un gran vendedor, un gran programador informático, un gran investigador, sino se entiende bien el concepto de Omotenashi o el servicio de “personas para personas”.

Un turistólogo como experto en las ciencias turísticas y en las habilidades necesarias para su gestión y difusión, debe tener el foco de sus acciones, tanto investigadoras como ejecutoras del servicio, a los usuarios turísticos, ya que si no es capaz de satisfacerlos no tiene sentido su aportación a la industria turística.

La turistología es una disciplina científica con un intenso contacto con sus usuarios, y este contacto de “personas para personas” obliga a que todo el servicio diseñado se realice correctamente a la primera, no existen segundas oportunidades. Esta disciplina científica, aun no siendo una ciencia exacta, no puede permitir que sus resultados no sean los esperados. No puede basarse en el concepto del método prueba-error, no hay margen para ello, ya que ello comportaría que un huésped, comensal o visitante hubiera perdido su oportunidad única de convertir su sueño en realidad.


Sus estudios y análisis han de aportar conclusiones y resultados a su especialidad turística y siempre localizadas en el contexto de las diferentes etapas del viaje y necesidades del usuario. Para ello debe saber utilizar y dominar tres tipos de herramientas: las científicas de análisis, la de experto de gestión y las profesionales de ejecución. El turistólogo no debe dedicarse solamente a la venta y distribución del servicio turístico, sino que ha de convertirse en un “Creador de Interés Turístico” que sea capaz de posicionarlo en el mercado adecuado, en el momento adecuado y al precio adecuado. El interés turístico es la acción, la venta y la distribución es la herramienta utilizada para dar a conocer la acción. La creación de interés turístico consiste en crear contenido interesante para la futura experiencia del usuario y debe saber comunicar todos los servicios que forman parte de este contenido. Pero la creación de interés turístico no se consigue sin el conocimiento y comprensión del Fenómeno Turístico, adaptándolo al destino o a la empresa turística en el que se está trabajando, sobre todo en la parte intangible de este Fenómeno Turístico.

Al turistólogo se le plantean dos dudas en el momento de crear un interés turístico. ¿En qué tiene que pensar primero, en el usuario turístico que está en el mercado o en el potencial de los servicios ejecutados en el destino? Captar al usuario turístico, adaptando el destino turístico sólo a las necesidades del usuario, significa basar gran parte del interés turístico en el precio, lo que denota una falta de otro motivador turístico que puede provocar el desplazamiento del huésped, comensal o visitante. Por el contrario, el turistólogo debe saber encontrar el potencial del destino y poner en valor la capacidad de ejecución de los diferentes servicios ofrecidos, uniéndolos en un solo interés turístico y, a su vez, saber colocarlo en el mercado adecuado y especializado en busca del usuario que conozca, valore y entienda el servicio que se le ofrece. Sin olvidar que el precio es una de las muchas variables que motivan el movimiento turístico.

Conclusiones

El Turismo es un Fenómeno que se ha creado, involuntariamente, gracias a las necesidades de los visitantes, huéspedes y comensales al visitar el destino elegido y a la consumición de los diferentes servicios ofrecidos. Este desplazamiento ha surgido por el interés turístico sobre el atractivo turístico y los servicios ofrecidos en todas las etapas del viaje.

Esta necesidad de desplazamiento en momentos de ocio o trabajo, por parte del usuario turístico, forman parte del Fenómeno Turístico. El usuario turístico junto con el atractivo turístico son la columna en la que se sustenta el Turismo. A partir de aquí la Turistología estudia y analiza todos los servicios ofrecidos en diferentes etapas del viaje en que interviene el usuario turístico y sus necesidades. Llegado este momento, el turistólogo se convertirse en un “experto de un servicio en concreto” al especializarse en una de estas etapas y profundizar en uno o varios de los servicios ofrecidos por el destino. El turistólogo crea el interés turístico por un destino teniendo como base el servicio ofrecido por el destino y las necesidades actuales del usuario turístico.

Por otro lado, la Turismología es la parte científica/académica, que analiza y teoriza sobre todos los aspectos del Fenómeno Turístico. Podemos decir que el turismólogo es el turistólogo que se ha especializado en la investigación del Fenómeno Turístico en todas sus facetas. Sus investigaciones nutren a la parte académica del Turismo.

Todos los cambios dentro del Fenómeno Turístico, sus investigaciones, sus innovaciones y posterior gestión en el ámbito turístico, son causados por reacciones a las necesidades provocadas por los usuarios turísticos (huéspedes, comensales o visitantes). Por lo que podemos afirmar que el Turismo puede ser considerada una disciplina de las Ciencias Sociales y la Turismología es la ciencia del conocimiento turístico y la Turistología es la práctica del conocimiento turístico, pero el tursitólogo, junto con el usuario turístico y los servicios ofrecidos debe provocar este conocimiento.

En los estudios de Grado de Turismo, sus estudiantes, deben salir con una formación que les capacite el ejercicio de Turistólogo, para luego ser capaz de decidir su futuro profesional dentro de la Turistología como diseñador o ejecutor del servicio turístico o bien continuar su formación hacia la Turismología, parte académica y científica del Fenómeno Turístico

Tanto la Turismología como la Turistología proporcionan contenido al ámbito académico turístico, en sus diferentes especialidades profesionales, ya que se benefician del conocimiento originado por las diferentes investigaciones y análisis científicos.

El Fenómeno Turístico continua y continuará creando debate sobre la necesidad, o no, de considerarlo como una disciplina científica dentro de las Ciencias Sociales y seguro que todo lo comentado en este artículo es susceptible a ser rebatido o apoyado y puede abrir líneas de investigación, cosa que es deseable, por el bien y evolución del Fenómeno Turístico y de sus usuarios. Desde aquí ánimo, a quien esté en su mano, a que devuelva, al ámbito académico turístico, la importancia que se merece la parte intangible del Fenómeno Turístico.

 

Bibliografía

-                      Barretto, M. (2000). En pro de las ciencias sociales aplicadas al turismo. In Serrano, C., Bruhns, H., y Luchiari, M.T.DP., Olhares Contemporâneos sobre o Turismo, Campinas Papirus: 17-36.

-                  Coles, T., Duval, D. T., & Hall, M. (2005). Sobre el turismo y la movilidad en tiempos de movimiento y conjetura posdisciplinar. Política y sociedad, 42(1), 85-99.

-                  Jafari, J. (2005). El turismo como disciplina científica. Política y sociedad, 42(1), 39-56.

-                  Molina, M. E. (2019). Un acercamiento teórico a la significación del turismo desde lo fenomenológico. PASOS Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 17(1), 9-23.

-          Oviedo-García, M.A. (2016). Tourism research quality: Reviewing and assessing interdisciplinarity. Tourism Management, 52, 586-592.

-          Peralta Mendoza, S. P., Freire Rendón, M., & Linzán Rodríguez, S. (2019). El turismo como objeto de estudio y campo de actuación profesional: Un tema de identidad.

 

 

 





 

17 marzo 2022

El turismo, la medicina de la sociedad


Publicado el 16 de enero 2020 

Nos pasamos 8 horas cada día delante del ordenador del despacho, o de pie en el trabajo; durante 5 (o 6) días a la semana estamos concentrados, realizando nuestro trabajo, a veces agradable, a veces monótono, pero siempre intentándolo hacer lo mejor posible. El estrés y las ganas de desconectar están en las conversaciones de los compañeros de trabajo.

Por fin llega la hora del descanso, el final del día, el fin de semana o el día libre, o las ansiadas vacaciones. Es entonces cuando pensamos en desconectar, en relajarnos, hacer vida social. Quedar en un bar con los amigos, quizás una cena, por qué no una escapada de una noche, o unas merecidas vacaciones. El objetivo es recuperar fuerzas.

Gran parte de la sociedad necesita desconectar algunos minutos, horas, días o semanas, de su monotonía diaria. Un café a media jornada, un almuerzo para celebrar algún acontecimiento, un fin de semana completamente diferente, unas pequeñas o grandes vacaciones. Esto nos ayuda a subsistir y amar o soportar el trabajo que realizamos diariamente.

El turismo nos facilita la desconexión del agobio acumulado en el día a día. Por ello, el turismo (viajes, gastronomía, celebraciones, aventura, una simple caña o té) debería ser considerado como la medicina de la sociedad.

No nos damos cuenta, pero las empresas y profesionales dedicados al servicio turístico son verdaderos terapeutas de la sociedad. La profesionalidad de estas personas no es banal y no todo el mundo está destinado, ni dispuesto, a ejercer esta maravillosa profesión correctamente. De hecho, se nota cuando un servicio turístico no cumple con este menester.

Parece la profesión más fácil del mundo, pero no es así, el contacto de personas con personas es difícil y entra en juego, a parte del conocimiento y habilidades propias del servicio, aspectos como la empatía, la amabilidad, la educación, la paciencia… y en algunos casos el protocolo. ¿Creen de verdad que todo el mundo que trabaja en turismo está capacitado para tratar a una sociedad necesitada de atención?

Las empresas y profesionales turísticos han de entender que los visitantes, huéspedes o comensales han elegido sus locales para relajarse o celebrar acontecimientos únicos en su historia (aniversario, vacaciones anuales, bodas, café de relax antes de entrar a trabajar), algo que no se podrá repetir una vez consumido, algo que si no sale bien repercutirá en la historia individual de cada individuo, familia, trabajo, empresa, sociedad….

Cuando nosotros, los huéspedes, comensales o visitantes decidimos utilizar algún servicio turístico, esperamos que nuestro sueño se convierta en una experiencia digna de guardar en el álbum de los buenos recuerdos.

Novedad turística en destinos vacacionales



Publicado el 11 de noviembre de 2019 

Desde principio del siglo XXI, el turismo ha evolucionado muy rápidamente hacia conceptos, actitudes, comportamientos, modelos, tecnologías, etc. completamente nuevos, difíciles de digerir tanto por los servicios turísticos ofrecidos en los destinos como por los usuarios de estos servicios turísticos. Muchos son los estudios que reflejan esta rápida transformación y la dificultad que tienen los gestores turísticos para ir a la par de la demanda del usuario turístico (visitante, huésped o comensal).

Los usuarios turísticos (visitante, huésped o comensal) siempre buscan destinos vacacionales diferentes, o novedades en destinos ya conocidos que les satisfaga (Sahin y Guzel, 2018; Toyama y Yamada, 2012). Por lo cual, los gestores de servicios y de destinos turísticas deben saber comunicar la naturaleza novedosa de su destino (Bello y Etzel,1995). La novedad en las experiencias ha de formar parte de las estrategias de márquetin (Sahin y Guzel, 2018), ya que formará parte de su ventaja competitiva (Toyama y Yamada, 2012) frente a otras destinaciones.

Según la RAE (Real Academia de la Lengua) la palabra novedad significa que: “tiene la calidad de nuevo, un cambio producido en algo e introduce un cambio en la práctica común”.

Entonces un objetivo (acontecimiento) puntual conseguido no es una novedad turística, ya que forma parte del trabajo realizado sobre una acción cambiante en la estrategia turística, y que fue novedad en su día.

Pero la novedad turística, muchas veces, es usada como término que define la consecución de estos objetivos puntuales que son resultado de una novedad anterior. Algunos políticos o gestores turísticos, al ser preguntados por las novedades turísticas que ofrece u ofrecerá su destinación, se limitan a relatar los objetivos puntuales conseguidos. La búsqueda de una salida a una pregunta incomoda les delata en su torpeza conceptual del término.

No es mi interés hablar de quién, cómo y en qué lugar se dijo, pero sí aclarar a qué debemos referirnos cuando hablamos de novedad turística, ya que de otro modo podemos confundir a las personas a las que nos dirigimos.




En muchos estudios, cuando se habla de novedad turística, se define como el contraste entre la percepción actual y la experiencia pasada (Pearson, 1970; Lee y Crompton, 1992; Sahin y Guzel, 2018). Lee y Crompton, J. (1992), en su estudio, descomponen la novedad turística en cuatro dimensiones: emoción, cambio de rutina, alivio del aburrimiento y sorpresa.

Los visitante, huéspedes y comensales buscan, en las novedades turísticas, la satisfacción de las cuatro dimensiones, dentro de su destinación vacacional preferida, ya que forman parte de su estímulo en el momento de la toma de decisión vacacional (Jenkins 1969; Lee y Crompton, 1992; Toyama y Yamada, 2012; Sahin y Guzel, 2018). La novedad turística es una nueva experiencia dentro de la destinación ya conocida (Crompton 1979).

La novedad es uno de los indicadores para que un visitantes, huésped o comensal vuelva a visitar la destinación, a lo que Toyama y Yamada (2012) llama la “lealtad de destino” y pueden definirse como la intención de los usuarios turísticos de volver a visitar y recomendar el destino a otros usuarios turísticos (Yoon y Uysal, 2005).

El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

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