21 diciembre 2023

El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

 



El turismo sostenible, las necesidades de los actores turísticos y el Turistólogo

Una pregunta que me suelo hacer en muchas ocasiones, y que ya he intentado responder en mis libros o en mis publicaciones, es sobre las dos dudas que se le plantean al tursitólogo en el momento del diseño de un servicio: ¿En qué debe pensar primero, en el usuario turístico que está en el mercado o en el potencial real de los servicios que se ofrecen y ejecutan en el destino? Otra pregunta interesante en el que debería reflexionar es: ¿El Turistólogo debe crear la necesidad o debe satisfacer la necesidad? Hoy me gustaría reflexionar sobre las necesidades turísticas que intervienen en la satisfacción del usuario turístico y sus repercusiones en el destino. El turistólogo seguro que utilizará sus respuestas a estas preguntas para decidir las estrategias a seguir y que marcarán la durabilidad en el tiempo, del destino o empresa turística, dentro del mercado turístico escogido.

El ser humano se suele desplazar, de un lugar a otro, por necesidad y si hablamos del Turismo este desplazamiento se realiza, principalmente, por la necesidad de conocimiento y de ocio. La satisfacción de esta necesidad suele estar sujetas a ciertas preferencias de consumo turístico: paisaje, cultura, instalaciones especializadas, situación económica. Todas ellas están relacionadas con el entorno que ofrece el destino y las diferentes posibilidades de satisfacerlas. Estas preferencias pueden cambiar según las circunstancias en que se encuentre el usuario turístico. A si pues, puede influenciar su decisión, el estado de ánimo, la compañía en la que realiza el consumo turístico, la época del año en que realiza el consumo turístico, la situación laboral o privada en que se encuentra. Todo ello motivará el DÓNDE va a realizar el consumo y provocará una visión de conjunto del destino deseado (Playa, montaña, historia, costumbres, religión, naturaleza, negocios, ocio, deporte, salud, etc.).

A partir de este momento empieza la búsqueda del COMO va a satisfacer sus necesidades. Su visión se focaliza en zonas de interés, como pueden ser localizaciones o servicios turísticos ofrecidos, que ayudarán a consumir el DÓNDE satisfaciendo sus necesidades de conocimiento u ocio.  La conservación del destino o la ejecución de los servicios ofrecidos le harán decidir en qué playa, qué montaña, qué bosque, qué monumento, qué museo, qué costumbres, qué gastronomía, qué parques de atracciones, qué sala de congresos, qué teatros, qué competición, qué balnearios, etc. va a satisfacer estas necesidades.

Convertir un atractivo turístico que provoque el desplazamiento del usuario turístico es difícil, pero cuando se consigue se debe cuidar para asegurar su durabilidad en el tiempo. La imagen dada por el destino ayudará a decidir el DÓNDE y las ejecuciones de los servicios ofrecidos dentro del destino y la conservación de los lugares de interés decidirá el COMO.

 

Turismo Sostenible y las necesidades turísticas

Hemos de partir de que el Turismo Sostenible lo componen por una parte el Medio Ambiente del destino; por otra parte, lo sociocultural del destino; y finalmente la parte económica del destino.  Recordemos que la parte económica del turismo no existiría sin el atractivo turístico, y el atractivo turístico sí que puede existir sin la parte económica.

-          Medio ambiente - Paisaje

El paisaje es uno de los principales atrayentes de los usuarios turísticos hacia un destino, también uno de los más olvidados por los gestores del destino. La gestión del paisaje o del entorno turístico suele estar en manos de la administración pública (Ayuntamientos, gobiernos comarcales, autonómicos o estatales) y en algunas ocasiones, los políticos y administradores, no ven en el paisaje un actor primordial y determinante para el destino turístico. El paisaje no suele pagar impuestos y sí que consume recursos. También es costoso su conservación, por lo que se deja a la madre Naturaleza que haga su trabajo y “auto-repare” las acciones incívicas del ser humano. El deterioro o desgaste del paisaje por su uso turístico o de ocio no suele entrar en los presupuestos gubernamentales; pero si a la Naturaleza se le ocurre estropear algún bien material del contribuyente la reparación es “inmediata”. La excusa más usada por políticos y administradores es que algunos entornos son privados y o pueden actuar.

Y están en lo cierto, solo faltaría. Pero en el caso de que el paisaje o el entorno privado se haya convertido en un atractivo turístico que beneficia al destino en general (Habitantes, hoteles, restaurante, tiendas, etc.), la gestora del destino o la administración local debe asegurar que la explotación que se lleva a cabo sea sostenible y que la relación propietaria/administración/habitantes no se rompa. En estos casos podemos encontrar, dentro del paisaje o entorno, puntos de interés local que han llegado a completar el atractivo turístico paisajístico, como son ermitas, castillos, montañas emblemáticas, ríos, playas, etc. Llegar a un pacto de colaboración publico/privado sería lo adecuado. Esto dependerá, siempre, de la legislación vigente en cada país.

El atractivo turístico paisajístico es el más delicado, y su fragilidad no se tiene en cuenta hasta que no se echa en falta y su recuperación es muy difícil y costoso. El cambio climático está acelerando la transformación de muchos de los atractivos turísticos referentes al turismo de paisaje. La temperatura ambiente, el caudal del agua de algunos ríos, los pantanos, la temperatura del agua del mar y la supervivencia de sus peces, las aves, los bosques, los jardines, etc. están adaptándose o desapareciendo, cambiando la “foto turística” por la cual el destino era conocido. El turistólogo debe ser consciente que el atractivo paisajístico y el entorno que le envuelve provoca, al usuario, la estimulación de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) y estos cinco sentidos son los que le provocan la satisfacción de su experiencia turística vivida. Si alguno de estos sentidos no está conforme con los sueños del visitante, el atractivo ira descendiendo en su nivel de expectativas y el destino necesitará, si se detecta esta falta de interés, un urgente cambio en la estrategia del destino sobre el atractivo turístico, perjudicando todo el trabajo realizado hasta el momento por las empresas turísticas que ofrecen y ejecutan sus servicios.

Durante la pandemia del Coronavirus (Covid-19)(2019-2021) y tras les restricciones de movilidad, los habitantes de las ciudades y pueblos redescubrieron la naturaleza, volcándose en masa al consumo de aire libre y puro, buscando, en sus vacaciones, evitar la masificación. Esto provoco que varios paisajes delicados y zonas protegidas, restringieran su entrada al superar su capacidad de carga y poner en peligro la zona. Esto provoco que algunos pequeños destinos implantaran el “Desmarketing” o la publicidad disuasiva y desmotivadora para evitar la masificación de ciertos destinos turísticos frágiles.  El desmarketing intenta disuadir a los potenciales viajeros a que vayan al destino mediante mensajes negativos o elementos desmotivadores como dificultad de aparcamiento, de transporte, malas comunicaciones, tasas, etc.

La gran afluencia de usuarios turísticos, que no están acostumbrados a moverse por entornos naturales frágiles y zonas protegidas, hace necesario que el gestor de cada destino implemente medidas para el buen uso y conservación del atractivo paisajístico o del entorno que ha llamado la atención de los usuarios turísticos. En algunos casos el incivismo es difícil de controlar debida a las propias características del atractivo turístico, pero esto no quiere decir que se deba descuidar, sino todo lo contrario, mantener y conservar es parte de la sostenibilidad del destino turístico.

Por otro lado, podemos encontrarnos con un “desmarketing involuntario” que se pueda dar cuando un destino turístico oferta servicio o productos concretos que después no están a la altura de las expectativas y necesidades de los usuarios que lo quieren disfrutar. Esto hace que dichos usuarios no regresen o incluso hablen mal del destino, provocando una contra publicidad.

Hemos hablado de la heterogeneidad de los usuarios turísticos y de las diferentes necesidades turísticas y modos de satisfacerlas y que en muchas ocasiones choca con la manera de entender y utilizar el atractivo turístico por parte de los habitantes del destino. El turistólogo debe conocer el choque cultural que puede producirse cuando, algo que ha pertenecido a la cultura autóctona de los habitantes del destino ha de ser compartido con los usuarios turísticos que, quizás, no comprendan la importancia que tiene aquel atractivo turístico para los habitantes autóctonos.

Uno de los objetivos del turistólogo ha de ser la de asegurar la convivencia entre los usuarios turístico y los habitantes del destino.

-          Socio -Cultural

Aunque hemos dicho que el paisaje es unos de los principales atractivos turísticos del destino, la cultura, compuesta por la historia y las costumbres locales, están muy relacionadas con el paisaje que ha llegado a nuestros días. Esto es debido a las decisiones, al comportamiento y a las costumbres de los antepasados del destino que decidieron instalarse en el lugar dándonos la oportunidad de disfrutar de su legado. Lo mismo sucederá con el paisaje, historia y costumbres locales que nosotros dejemos a nuestros descendientes y futuros habitantes de los diferentes destinos.

La cultura, sobre todo la cultura local, es un conocimiento que se debe proteger y ser trasmitido de generación en generación a través de sus gestores, conservadores y posibles divulgadores. Los gestores de los atractivos turísticos culturales tienen la responsabilidad de mantener vivo el legado que se ha recibido y que ha provocado el interés del usuario turístico. Según la atención que tengan dichos gestores, harán que el atractivo turístico cultural capte o no el interés de los usuarios. El igual que el paisaje podemos encontrar que la propiedad no sea de orden público sino privado. Como hemos comentado con el paisaje, es muy importante la relación existente entre propiedad y administración para que el interés continue en el tiempo gracias a su conservación.

En el supuesto de una propiedad pública la gestión administrativa está sujeta a inversiones o ayudas de conservación del patrimonio cultural. Algunas veces la importancia dada por una administración local o la dada por administraciones superiores no es la misma, lo que provoca una falta de inversión en el mantenimiento y conservación del atractivo cultural. Algunos ayuntamientos no pueden asumir los costes de mantenimiento del patrimonio cultural local, lo que perjudica su imagen. Sus actuaciones suelen ser lentas y llegan tarde, convirtiéndose en intervenciones caducadas o exageradamente costosas.

Cuando la gestión está en manos de personas físicas o empresas, que dentro de sus posibilidades intentan mantener y conservar el patrimonio, en este caso privado. Aunque su interés puede ser parte de la cultura local esto no significa que pueda ser visitado o usado por los visitantes sin permiso de la propiedad. Las actuaciones sobre el patrimonio cultural privado se corresponden al grado de interés que tenga, el particular, sobre el atractivo cultural. Las actuaciones o inversiones o son extremas, o son muy rápidas o son casi nulas. En algunas ocasiones la administración ha tenido que actuar para no perder el patrimonio con un convenio de colaboración público-privado.

El convenio de colaboración públicos-privados es la gestión mixta del patrimonio particular. Puede suceder que el interés cultural local del atractivo en cuestión y su explotación como atractivo turístico privado beneficie a todo el destino, para ello se realiza un convenio de colaboración entre la administración y el propietario para su utilización como atractivo turístico local y asegurar el acceso y conservación del atractivo.

El atractivo turístico cultural atrae a multitud de usuarios turísticos necesitados de adquirir conocimiento. La experiencia turística en el atractivo turístico cultural está fundamentada en la vivencia de recuerdos pasados que nos pueden trasladar a otras épocas o lugares.

El viaje a un atractivo turístico cultural es todo aquel desplazamiento cuyo objetivo principal es adquirir conocimiento y respeto hacia un hecho relacionado con la cultura del lugar que se visita, normalmente intangible. La preparación del destino especializado en mostrar su historia y sus costumbres ha de estar diseñado pensando en el buen mantenimiento de las zonas a visitar, pero también en una información verídica subministrada a los usuarios turísticos.

La veracidad y autenticidad de los lugares aseguran la subsistencia de la historia y costumbres del destino. El entorno y la información subministrada debe ser capaz de transportar al visitante a los escenarios que se describen. Lo peor que puede suceder a un destino es que un “viajero” describa su visita a unas ruinas romanas como un montón de piedras, sin comentar nada de las vivencias de estas piedras. El mensaje, en este tipo de atractivos turísticos, ha de envolver al usuario turístico, transportándolo a dentro de la historia del mensaje.


Así como el atractivo paisajístico es frágil, el atractivo cultural también los es, por ello, el usuario turístico, debe ser informado del significado del atractivo cultural que va a visitar y como de usarlo y disfrutarlo (comportamiento, vestimenta, fotos, música, comida, bebida, etc.)

El atractivo cultural, junto con el atractivo paisajístico, son las motivaciones del viaje, convirtiéndose en los actores principales del destino, ya que, sin ellos, quizás no hubieran sido descubiertos por los antiguos viajeros-aventureros que atribuyeron sentido turístico a estos lugares.

-          Económico - Instalaciones especializadas

Aunque el objetivo principal de la parte económica de la sostenibilidad es la de ser facilitadora del consumo del atractivo turístico, también pueden convertirse en atractivos turístico gracias a su popularidad y porque sus instalaciones cumplen con los valores de un atractivo. Recordemos: deseo, necesidad, estatus social, seguridad y conservación.

En la mayoría de los casos, las instalaciones especializadas, surgen como servicio de un atractivo paisajístico o histórico, por lo que suelen ser, en su mayoría, de gestión privada. Su aceptación, dentro del destino, por parte del usuario turístico, las convierte en un atractivo pudiendo tener tanta importancia o más que su primer atractivo, que fue el paisajístico o cultural. Estas nuevas instalaciones, alguna ocasión, provoca discrepancias entre los habitantes locales y el usuario turístico. Tenemos, por ejemplo, las zonas vacacionales de costa, donde los servicios de ocio han igualado o han superado el protagonismo a las playas o bosques, convirtiéndose en el principal atractivo de algunos destinos vacacionales, no sin las quejas de los habitantes locales.

Las instalaciones especializadas pueden llegar a crear un nuevo destino autónomo y completamente a parte de un paisaje o cultura. Es el caso de los parques de atracciones, donde éstos son construidos como servicios complementarios de un destino, pero debido a su éxito y a los servicios complementarios que construyen en su interior (hoteles, restaurantes, tiendas, etc.) terminan siendo el atractivo principal, incluso desplazando el nombre del destino que los acogió. Ejemplos como los parques de Dissney World o Port Aventura Word donde los viajes no se realizan al destino que los acogió sino directamente al parque como destino.



Sea cual sea el objetivo final del servicio económico implantado en el destino, debe tener como resultado final la satisfacción del usuario turístico en relación con el atractivo turístico del destino. Es difícil para la administración del destino buscar un objetivo único para todas las empresas que operan y dan servicio turístico dentro del destino. Sus intereses y maneras de actuar no suelen ser los mismos, pudiendo beneficiar o perjudicar al colectivo de empresas turísticas y al atractivo turístico del destino,

Algunos de estos atractivos o entornos turísticos pueden ayudar, al turistólogo, a segmentar o especializar el turismo de un destino. La convivencia entre usuarios turísticos con necesidades de atractivos turísticos diferentes se consigue combinándolos y sincronizándolos en el tiempo, para que convivan sin interponer sus necesidades el uno al otro, pudiendo ser complementarios y llegar a una especialización del mercado. Sino se consigue está combinación y sincronización de atractivos turísticos se puede llegar a diversificar el mensaje, llevando al usuario turístico a sentirse confundido al ser incapaz de interpretarlo y no encontrar aquello que había entendido en el mensaje. La segmentación o especialización representa la apuesta del destino y de los servicios ofrecidos por el o los atractivos detectados.

El atractivo turístico no lo selecciona una persona, sino que surge por su uso y disfrute, primero de los habitantes locales que lo convierten en una atractivo autóctono, original y único; más tarde de los usuarios turísticos que lo convierten en atractivo turístico. Tras convertirse en atractivos turísticos, éstos deben ser aceptados y utilizados no sólo por los usuarios turísticos del destino sino también por todos los actores del destino, para que sea verdaderamente un auténtico atractivo turístico local. Por ello el tursitólogo debe fomentar la buena relación entre el atractivo turístico y los demás actores que forman parte de la constelación del Fenómeno Turístico del destino.

 

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